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xv
Va
á
llegar.
-«¿Está tu padre?
y
L
-Sí,
señorita".
E~tá
p'oniendo un.a tabla
al
ataúd de pobres.
~
") '-
').,
r
-Pasó Gloria
á
la
sacri~tí'a,
que era lóbrega
y
húmeda; ·de allí
,á
un
- pat~ecillo
estrecho eu–
bhwto de hierba,
y
del patio
á
una
h-~bitación '
destartalada, que tenía el techo en tres planos
distintos,
y
en las paredes un resto de arco bi–
zan"tino destrozado
y
cubierto de
'yes~;
vivien- ./
da construída sobre las Tuínas del palacio aba–
cial,
y
que servía, de asilo
al
sacristán de la pa–
rroquia. Dicha pieza estaba llena .de objetos
distintos en revuelto montón: er.a almacén,
carpin~teria,
taller
y
dormitorio de Caifás
y
sus
hijos. Hacheros de madera plateada, horrible-
i6
men te manchados con gotas de amarilla cera,
aparecían patas arriba junto al túmulo negro
que servía para los 'funerales. Un San Pedro
sin manos,
y,
por consiguiente, sin 11aves, mos–
traba su calva, coronada con el nimbo de oro,
por encima de un rimero de astillas
y
tablas
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t
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