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bibliografico nacional, en el que destacan tambien Ios incunables peruanos.

Parte de la preocupaci6n y quehacer constante de las bibliotecas en el control, defensa,

protecci6n y Custodia, es Ia elaboraci6n de Ios registros e inventarios de

SU

patrimonio y

mas

aun tratandose de los testimonios mas valiosos que poseen. Los registros y catalogos de hoy,

Iejos estan de Ios primitivos, en Ios que se asentaban de manera simple los datos principales

de la obra, no obstante con toda esa imperfecci6n, eran la guia para el control bibliognifico o

inventario.

Los actuales instrumentos bibliograficos: catalogos, registros, inventarios, etc.,

responden a tecnicas especializadas y estudios serios en el tratamiento de los impresos,

particularmente Ios raros y valiosos, para una fidedigna identificaci6n y valoraci6n bibliognifica.

En Europa, el estudio de los libros considerados tesoros bibliograficos, tienen sus inicios en

el Siglo XVII, cuando se declara a los impresos de caracteres movibles aparecidos desde el

invento de Juan Gutenberg en Maguncia, hasta 1500, como el fondo mas preciado de las

bibliotecas. Es Cornelio Van Benghem, librero holandes quien por primera vez los denomina

incunables, en su obra

Incunabula Typographie,

que public6 en Amsterdam en 1688.

Los lncunables americanos, aparecen en el Siglo XVI. Descubierto el Nuevo Mundo

o America, e instalada Espana en estos reinos, es recien en 1539, que superando el celo y

restriccion de su propio sistema, dara entrada al mejor elemento civilizador que el hombre

pudo conocer: la imprenta. Y da el privilegio a Mexico para que el impresor Juan Pablo,

saque a luz los primeros impresos mexicanos.

En el Peru, es en 1584 que venciendo la resistencia de la corona espafiola, se instala

la primera imprenta en la Ciudad de los Reyes (Lima), en el Colegio Maximo de San Pablo

de los jesuitas, precisamente en alguna parte de lo que hoy ocupa la Biblioteca Nacional.

Alli

Antonio Ricardo hizo los primeros libros, mestizos ellos, confundido en un abrazo lo castizo

con lo indigena. Elaborados en las tres lenguas mas habladas en ese tiempo, el espafiol,

quechua y aymara, serian estas primeras piezas consideradas verdaderas reliquias y

conservadas como joyas bibliognificas de gran valia en America y el mundo.

La

imprenta se introducira paulatinamente en otros lugares y pueblos del Nuevo Mundo,

en Puebla de los Angeles Mexico en 1639; en Guatemala en 1660, en Paraguay en 1722; en

Cordova, Argentina en 1730, en Bogota Colombia, en 1739, en Concepcion, Chile en 1749,

en Quito, Ecuador, en 1760 y asi sucesivamente. Y en aquellos impresos nacidos en estos

primeros talleres se reconocen los incunables americanos, ampliando el concepto que calificara

a los europeos,

segi.in

la etimologia que aceptaba el significado de incunable, como todo

impreso nacido en la cuna de la imprenta; asi se hablara de incunables bogotanos, incunables

bonaerenses, etc.

En nuestro pais, Ricardo Palma, el insigne tradicionista, acufta por primera vez la

frase de

«lncunab/e pentano»,

cuando la estampa de pufto y letra en el primer libro impreso

en el Peru y Sudamerica, la

Doctrina Christiana,

ejemplar existente en la Biblioteca Nacional

del Peru. Tal denominacion se hace extensiva a todos los impresos peruanos hechos por el

primer impresor Antonio Ricardo y los del segundo Francisco del Canto; dentro de la

consideracion de Carlos Prince, calificado bibli6grafo frances que declaraba incunables, hasta

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