p
ABLO MACERA
CSFA
Archivo del Convento de
San Francisco de Ayacu–
cho
desde fines del siglo XVI, la indus–
tria de la imprenta no alcanz6
entre nosotros gran desarrollo.
Segun las investigaciones de
Jose Toribio Medina por ejem–
plo, de las veintiocho imprentas
que funcionaron aquf durante el
siglo XVIII, solo cuatro o cinco lo
hicieron simult6neamente. Casi
todas ellas, continua el mismo
historiador, trabajaban con per–
sonal limitadfsimo, quiz6s un solo
cajista y tuvieron vida muy corta
{las de Otero y la Campana no
CEA
Cabildo Eclesi6stico de
Ayacucho.
I.
El comercio de libros
Econ6micamente la historic del
libro en el Peru colonial fue prin–
cipalmente la de su importaci6n.
Aunque establecida en Lima
VOYAGE
DANS
L'HEMISPHERE
AUSTRAL,
E T
AUTOUR DU MONDE,
FAIT SUR LES VAISSEAUX
DE
ROI,
L'AYENTVRI!•
&
LA
R:EsoLVTION,
en 177,_, 1773, 1774
&
1775.
Eerie par
JACQUfS COOK,
Commandant de
la
R~folution ;
Ihns lequcl on
:a
infccc
La
Relation du Capitaine
FURNEAUX,
&
cdle
de.MM.
FORS
'f.ER.TRADUIT DE L'ANGLOlS.
Ouvrage tnridri tie Plaps ,
tk
Caries, ti• P landies , tie Poruaits,
&
ti• Y ues
tie Pays, tle.f!inls ptntlanc
I'
E xpitlition
,
par
M.
H 0 D G ES.
TOME
PREMIER
A PARIS,
.
HOTEL DE THOU, RUE DES P 0 IT'EVIN S.
M. D C C. L X X
-V
I
fr
.APEC APPROBATION ET PRIYILEGE DU ROI.
1
7
I
En lo estompo, el vioje
de
Cook al hemisferio austral. Explore Lo
Nuevo
Zelondio, Australia,
//ego a
Tah iti,
a
lo
is/a de Pascua.
En 1772, of cfrculo polar ont6rtico. En
su
tercer vioje, en
1799, comondonte
de su
novlo «Lo
Reso/utiomi,
en uno gron
is/a
pierde lo
vido.
Le
debe–
mos
un reloto
de
vioje
-que
par lo vista
se
conoci6 en Umo-
y
uno polobro de origen
po/inesico, lo polobro «fob (m.
114
pasaron del af\o). Si hubo algu–
nas como las de Contreras, Me–
lendez
y
Sobrino que llegaron a
imprimir durante mas de veinte
anos fue en todo caso antes de
que se fundara la de los Huerfa–
nos
(1758-1824)
que goz6 de la
protecci6n oficial
y
monopoliz6
el exiguo mercado limeno.
En realidad no existfa en el
Peru ninguna de las condicio–
nes materiales necesarias para
el ftorecimiento de la imprenta.
La materia prima
y
el instrumen–
tal debfan venir del extranjero.
El Peru no producfa papel. Y si
en las provincias se recogfa el
«deshecho» para su elabora–
ci6n, como lo ordenaba en Sana
el Corregidor O'Kelly
{1779),
era
para enviarlo a las f6bricas pe–
ninsulares. Prueba e indirecta
consecuencia de esta carestfa
de papel fue el comercio frau–
dulento y la especulaci6n des–
tructora que los libros sufriero.n
durante el coloniaje. Muches
bibliotecas fueron despojadas
de sus libros para obtener envol–
tura
y
papel de despacho que
compraban las pulperfas y casas
de comercio. Todavfa a princi–
pios del siglo XIX eran frecuentes
estos hechos pues los redacto–
res de
El lnvestigador
(N°
25;
4
de agosto de
1814)
despues de
denunciar el asalto cometido
contra la biblioteca francisca–
na de los Descalzos, acusaban
expl[citamente en otro de
SUS
nu–
meros a los cajoneros de Ribera
-mercaderes avecinados en los
bajos de Palacio- de fomenter
y de aprovechar estos robos:
«Tiempo hace que noto con
bastante dolor
de
mi coraz6n
que los caxoneros de Ribera
Joyas de la Biblioteca