Libro Nono
Capítulo XIV
E
L INCA SALió DE
su aposento, y, habiendo visto
las señales, mandó llamar todos los mágicos
que en su corte había, y uno dellos, que era de la
nación Yauyu, a quien los demás reconocían ven–
taja, que también había mirado y considerado los
cercos, le dijo lo mismo que el primero. Huayna
Cápac, porque los suyos no perdiesen el ánimo
con tan tristes pronósticos, aunque conformaban
con el que él tenía en su pecho, hizo muestra de
no creerlos, y dijo a sus adivinos: «Si no me lo dice
el mismo Pachacámac, yo no pienso dar crédito a
vuestros dichos, porque no es de imaginar que el
Sol, mi padre, aborrezca tanto su propia sangre que
permita la total destruición de sus hijos». Con esto
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