Libro Sesto
Armaban caballeros a los Incas,
y
cómo los examinaban
Capítulo XXIV
E
STE NOMBRE
HUARACU
ES
de la lengua general del Perú:
suena tanto como en castellano armar caballero,
porque era dar insignias de varón a los mozos de la
sangre real, y habilitarlos así para ir a la guerra como
para tomar estado. Sin las cuales insignias no eran ca–
paces ni para lo uno ni para lo otro, que, como dicen
los libros de caballerías, eran donceles que no podían
vestir armas. Para darles estas insignias, que las dire–
mos adelante, pasaban los mozos que se disponían
a recebirlas por un noviciado rigurosísimo, que era
ser examinados en todos los trabajos y necesidades
que en la guerra se les podían ofrecer, así en próspe–
ra como en adversa fortuna, y para que nos demos
mejor a entender, será bien vamos desmembrando
esta fiesta y solenidad recitándola a pedazos, que,
cierto, para gente tan bárbara tiene muchas cosas de
pulida y admiración, encaminadas a la milicia. Es de
saber que era fiesta de mucho regocijo para la gente
común y de gran honra y majestad para los Incas, así
viejos como mozos, para los ya aprobados y para
los que entonces se aprobaban. Porque la honra o
infamia que desta aprobación los novicios sacaban,
participaba toda la parentela, y como la de los Incas
fuese toda una familia, principalmente la de los ligí–
timos y limpios en sangre real, corría por todos ellos
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