«De todo lo cual
soy testigo, que
lo vi caminando
con ellos...
»
ofrenda se tiraban de las cejas y, que arran–
casen algún pelo o no, lo soplaban hacia el
cielo y echaban la yerba llamada
cuca
que
llevaban en la boca, que ellos tanto pre–
cian, como diciendo que le ofrecían lo más
preciado que llevaban. Yamás no poder ni
tener otra cosa mejor, ofrecían algún palillo
o algunas pajuelas, si las hallaban por allí
cerca y no las hallando ofrecían un guijarro
y, donde no lo había, echaban un puñado
de tierra. Ydestas ofrendas había grandes
montones en las cumbres de las cuestas.
No miraban al Sol cuando hacían aquellas
cerimonias, porque no era la adoración a
él, sino al Pachacámac. Y las ofrendas, más
eran señales de sus afectos que
no ofrendas; porque bien enten–
dían que cosas tan viles no eran
para ofrecer. De todo lo cual soy
testigo, que lo vi caminando con
ellos muchas veces. Ymás digo,
que no lo hacían los indios que
iban descargados, sino los que
llevaban carga. Ahora, en estos
tiempos, por la misericordia de
Dios, en lo alto de aquellas cues–
tas tienen puestas cruces, que
adoran en hacimiento de gracias
de habérseles comunicado Cristo
Nuestro Señor.
24