enajenado su Imperio y acababa
su república, etc. Estas y otras se–
mejantes pláticas tenían los Incas
y Pallas en sus visitas, y con la me–
moria del bien perdido siempre
acababan su conversación en lá–
grimas y llanto, diciendo «Trocó–
senos el reinar en vassallaje». Etc.
En estas pláticas yo, como mu–
chacho, entraba y salía muchas
veces donde ellos estaban, y me
holgaba de los oír, como huelgan
los tales de oír fábulas.
«Mepareció que la
mejor traza
y
el camino
másfácil
y
llano era
contar lo que en mis
niñeces oí muchas
veces a mi madre
y
a sus hermanos...
»