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ORACION FUNEBRE.
me clireis. ¡Ah! la poseeis
i
la bendecís. El viejo
libro en que Dios habla a los hombres la señala
i
la clasifica
a la vez como el poder
mas
omní–
modo
é
irresistible:
«Fortis ·ut mors
d·ilectio»
((El
amor es mas fuerte que la muerte.)) Tal es, se–
ñores, el secreto de ese heroismo que al traves
de
toda resistencia
nos ha
traido
hasta
aquí,
abriendo
a
nuestro ejército victorioso
de par en
par las puertas de est!. ciudad, último t érmino
de nuestra legitima aspiracion.
IlI.
Ese elojio hecho por
Dio~
mismo de los ilus–
tres Macabeos, gueneros incomparables de la
Historia
Santa,
es sin duda, el mas
brillante
panejirico ele las víctimas egrejias de Chorrillos
i
Miraflores,
sob1·e
cuyos agrestes
i
solitarios
sepulcros vie1·ten hoi nuestros corazones lágri–
mas
ardientes de agudo dolor. «Nos han dado
ejemplo de constancia
i
siempre estuvieron pre–
parados
a.
morfr por sus leyes
i
por su patria.))
I no me ciega ni el amor a mis hermanos ni el
entusiasmo natural que despierta la victoria al
ver flamear por todas partes el bello estandarte
de la patria. ¡Ah! nó,
i
bendita sea la. Divina
Providencia que ha permitido no se empalie el
brillo de esa estrella que siraboliza el glorioso