ORACION FUNEBUE.
sus
soldad.osel camino
del
cielo como el último
galH.nlon
de
la eterna
esperanza.
II.
La constancia
i
el amor son, en verdad, se..
ñores, las dos preclaras virtudes que llevan a
término feliz toda obra importante o tocla em–
presa colosal.
Con la primera se conquista
la.
corona del
triunfo
i
de ante mano asi lo ha
decretado
el
que es la infalible verdad:
qui legitim,e,
cerlttuerit:>l
No será cornnado
que peleare legítimamente. Poco importa que
se trate de
las
luchas del espíritu humano en
pro
de la
virtud
o de las
que una lei fatal
i
nesta impone a los pueblos en la defensa de la
justicia
i
del derecho
ultrajados.
J-'a
victoris
pertenece siempre al que ha reci–
bido
del
cielo el don de la fuerza:
uJ),3
titwlo
~st:o
i
al que sabe ser constante para lle–
gar hasta el fin sin medir las
dificulta.des
i
sin
~
temer los peligrns.
~
Ahora bien,
señores;
para qne la constancia
cristiana
no rinda sus armas, es
necesa1·io
que
busque sus inspiraciones
i
su aliento en una
fuerza superior a
los
elementos
i
mas poderosa
que el
miedo a la
muerte. ¿I cuál es esa fuerza?