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dá el resultado, que toclos vemos, de abaratar los
productos. Estos se
venden
en billetes
sin
rela–
cion al pl'ecio que antes tenían
en
plata,
y
obligar
á
los productores
á
pagar en plata el valor del
suelo que cultivan, en el mismo número de soles
que fueron billetes
en
otro tiempo, es establecer
un gran desequilibrio cuya consecuencia es la
mina
de
unos
y
la prnsperidacl ele otros, deduci–
da esta de aquella.
Si esto imdiera llamarse un efecto legal,
am;1-
que no fuera justo, seria una calamidad inevita–
ble; pero,
á
nuestro juicio, no hay razon, nacida
de la ley, para llegar
á
este extremo, habienclo
e:s:1)edito un túrmino meclio equitativo
que
esta–
blece el equilibrio
y
concilia los intereses de to–
dos, de todos que hemos sufrido igualmente,
con la depreciacion del medio circulante, la de–
preciacion de nuestras propiedades
y
de sus pro–
ductos.
El escrito de
ea:presion de
a,qra.-vios
que publi–
camos tiene por objeto probar que no puede
aplicarse la
ley
para establücer tan injusta desi–
gualdad ele condiciones.-Si hay errores en él,
debidos
á
nuestrn inexperiencia,
á
nuestra falta
de lnces
y
al estrecho
y
perentorio t érmino que
la
ley
concede para presentarlo, son errores que
pueden disculparse por
el
sentimiento de estric–
ta justicia que lo ha inspirado.
Lima, Setiembre 11 de 1884.
Calle de Ayacucho, número 11:3,
(frente al Palacio de .Ju:;ticia.)
ALilERTO
L. URETA,