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15

irible

castigo a

los pueblos circunvecinos Yociferaba

que su

ánimo era

entrar a

sangre

y

fuego,

y

es–

carmentar de ese modo a un p

ueblo

tan rebelde:-ni por

tales bravatas habitante alguno

se.le

aproximó; solo unos

cuantos religiosns

del

convento

de P

1·opa.9011da

paisanos

suyoti

s;e re¡;olvieron por compasion del mismo Jugar en

que hahitaban,

y

cuyas bondades habían esperimentado por

largos años, a pa¡ar al campamP.nto de aquel airado Ge..

nend para suplicarle mitigase sus rigores;

ilC

hallaba in–

flexible;-eran las

do~e

de

la noche del 10 de julió de

1821

y

la luna brilhdJa en merlio

d~l

cielo,

cuafHio

aca·

huda ele fii·mar la ·órden de deguello

y

saque~

cont.ra

Mo–

gueg1Ja

se entr<>gaba

a

los

jefes

d_e batallan

pa

ra que a

eFa

misma hora emprendiendo la marcha la

ejecut~sen

en toda

su estension a In alborada del siguiente dia apesar de las

sUplicas

de los

religior.os,

que prostP.rnado3 •mte

ese

fu·

rioso General i

mploraban

su piedad;-repentinamente se

dejó· sentir .un furioso terremoto con que de vez en cuan·

do suele ]a mano de la Providen.cia regalar a Moquegua;

los suplicantes sacerdotes cayeron al sue]u, Jo mismo que

}os fusiles

q·.:e

armados en pabellones estaban colocados

a la inmediacion; relincharon los caballos, volcóse la·mesa

del general

en

q'

acaba

de

sancionarse el esterminio de

un

put~blo

por solo el quere'r ser libre,

y

hasta él mis:mo su·

(I'Íó

nn estr;uio sacudimiento: pare<:ia que Dios se habia

enojado pOI'

la crueldad con que iba a tratarse a la ino–

cencia

<·le los

niños, a la castidad de las viudas

y

don–

cella.<:>.

y

a la debilidad de los; ancianos

y

enfermos.

La

incredu!kiad

de

los.

:V

olterhmos

que

por

ni

oda

o

educacion hahia tundido en )os U\t.imos t'Jéfcitos espaiio·

les,

y

que era ··mutho mas ostensible

y

pronunciada en

l.o-~

jefes no pudo vencer en

La-Hera

las profundas sen·

saciones qqe le· causó este aterrante suceso tan naturnl

y

com

un en el

litoral flel P<icifico; iiobrccojipo,

y

poseído

t.al

Vt'Z

ele la supersticion de sus antepasados, o de prema•

tmos

remor~_i!Jlientos

recpjiO, en

!=!1 acto

las crueles Orde–

nes de saqueo

y

estermiuio, que tan

impasible, acababa