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'r2
·quegt~anos
que aquella deSgraciada
errier.jtmcia
no.'era ·ma8
,que
~na
poco duradma tregua,
y
que sin remedio se ve.
reficaria la emancipacion.
Mas cuando se tuvo nQticia del arribo a las playas
de Pisco del ejército libertador que conducía el Genera·!
·San Martín en 1820, la alegria de esos hallitaotes no
·tuvo limite,
y
momi(est.ada
en todos
los semblantes sin
¡el menor embozo ni ficcion tláhase por concluida
ls.
ji·
gantesr.a tarea que aquel héroe empezaba a promover, por
que ni se contaba con los reveses de la
gnerra, ni ·con
la indolencia
y
apatia de las otra¡;; poblaciones del ])erU;
así es que . obligado el General Miller a prineipios de'
1821 a. distraer por la Provi·ntia de Arica con 100\'imien–
tos estratéjicos algunas tropas españolas, para que no
· engrosasen las que se oponian a las operaciones de los pa..
triotas del Norte, JlegO baSta Mirabe, en donde de8pues
de un encuentro glorioso el 20 de mayo tuvo por resul..
tado )a completa derrota de la columna que estaba a car.
go del Corond español Sierra; éste con sus restos paso
a Moquegua,
y
cuando los independientes despues de atra–
vezar e-1
penoso
desierto de mas de diez
y
seis leguas que
promedia
desde M.irabe
llegaban
dispersos
y
como veu·
cidos por la
h~mbre,
el
car.~ancio
y
la sed, tomaron los
Moqueguanos a porfia la decision de nuxili<1r a un tiem·
pú a los vencedores
y
de continuar la
persecucion
de. lOs
vencidos por su propia cuenta
y
en todas direcciones; asi
es que
cuando
l\1iller introdujo a Moquegua sus escasas
tropas, ya
lo~
paisanos le presentaron como prisioneros a
todo$
los fujitivos, incluso su caudillo
y
oficialidad, su
parque
y
equipaje:!i, tal era el entusiasmo
y
ardimiento de
estos
ciudadanos en los primeros albores de la
indepen~
dencia de su
patria.
Allmirado nquel General de tanto denuedo
y
decisi·
va
voluntad h:ieia la causa que ,promovia
rontr8jose
a
reorganizar su columna, sin cuidarse ni pensar en sus
heridos, porque ya estaban medicinándose
<'On
esmero en
casas particulares o en el hospital, ni en
ob~~rvar
a los