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L

as variables más

importantes del modelo de desarrollo

nanciero a Repartición Igualitaria. Entonces,

el presupuesto públi-

co deberá apoyar la inserción de cuatro millones de desocupados

en los sectores educación, salud, justicia, policía y administración.

Si hubiéramos puesto como ejemplo a Suecia, el problema de des-

empleo ya estaría resuelto. Sucede que en Suecia, un cuarto de la po-

blación económicamente activa trabaja para el Estado. Un cuarto de

la población activa, en el caso de nuestro ejemplo, son cinco millo-

nes que deberían estar trabajando para el Estado. Con esta política,

en el caso de nuestro ejemplo, ya no existiría desempleo. Veamos.

Si estimamos que actualmente están trabajando un millón de per-

sonas, lo que restaría es contratar cuatro millones de desocupados

para que el país de nuestro ejemplo esté de acuerdo con la política

de Estado de Suecia, y no sufra desempleo. Y, precisamente, en el

caso de nuestro ejemplo, son los cuatro de millones de desocupa-

dos que estamos empeñados en contratar para eliminar el desem-

pleo. Es lo que decíamos, si el país de nuestro ejemplo estuviera

alineado con la misma política de Estado de Suecia, ya no tendría

el problema de desempleo. Simplemente, no existiría desempleo.

Pero, olvidemos a Suecia y volvamos a nuestro ejemplo. Suponga-

mos que en este país de 30 millones de habitantes, con un presu-

puesto público de 60 mil millones de nuevos soles por año, con una

tasa de desocupación del orden del 40% de la población económi-

camente activa, cuenta con un salario mínimo de 600 nuevos soles

en la Capital y de 300 nuevos soles en Provincias.

Si el país del ejemplo decide ejecutar el programa de absorción de

desempleados en un solo año, los egresos en efectivo a pagar por

los cuatro millones de nuevos contratados, con cargo al presupues-

to público, alcanzaría la suma de 21.6 mil millones de nuevos soles

anuales (36% del presupuesto público anual).

Nada alarmante si recordamos que, el pueblo americano estuvo

dispuesto a realizar una emisión monetaria, no respaldado por su