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SERMONES
debía apetecer ; porque es
ciert~
que
quando así se dice , no se entiende
sino el apetito malo. Pues qué es lo
que apeteció la alma de este?
DE–
SEAR,
dice,
VUESTRAS JUS–
TIFICACIONES EN
TODO
TIEll1PO.
Estoy persuadido que aún
no las deseaba , puesto qué apetecia
desearlas. Las justificaciones son los
¡
hechos justos'
~sto
es'
las' obras bue·
nas ; y si estas no las tiene el que
l~s
desea , quan apartado de ellas es–
ta ria el que apetecia desearlas}
y
quánto mas lo estarán aquellos que
n1
aun esto
ap~tecen ~
Es cosa de admiracion que se
apetezca el .deseo , y que no le ten–
gamos desde que
ten~mos
su
apeti~