DE SAN AGUSTIN.
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puesto que empleando su saber en las
cosas de
la
tierra, aunque los oygan,
no los entienden ;
mas
aquellos
cu–
yo
trato
es
de las celestialeg, quan–
do le extienden
á
las de acá baxo,
peregrinan sin duda alguna. Pidan,
pues, q_ue no se les oculten los man–
damientos de ·Dios , por los quales
amándole vengan
á
quedar libres de
su destierro , morando en su com–
pañía por toda la eternidad;
y
amando -
al
próximo pidan tambien que
llegue
finalmente á la misma patria que ellos.
Pero qué cosa podrá amarse, si
el
mismo amor no se ama? Confor–
me á esto , este morador de la tier–
ra, habiendo orado para que no se
le
ocultasen
los
mandamientos
de
/