DE SAN AGUSTIN.
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f
I
•
·tu mente
;
JI
amaras
a tu pro.ximo co-
.
mo
á
tí
mismo
;
en cuyos dos
precep–
tos estriba toda la Ley
,
y
los Pro-
fetas~
Quién ignora estos preceptos1
De hecho son notorios
á
todos los
fieles ,
y
á
muchos de los infieles.
Pues por qué pide el fiel, que no se
le oculte lo que ve , que aun al in–
fiel es n1anifiesto? Será acaso por–
que conociéndose
á
Dios con dificul–
tad ,
es consiguiente que no
tan
fa–
cilmente se entienda
amarás
á
tu
Dios,
y
Sefior,
de modo, que no se
ame otra cosa en lugar de él? pues
por lo que respecta al conocimiento
del próximo, es mas facil de tener,
siendo así que qualquier hombre es
próximo de todo hombre , pues no