PRÓLOGO.
III
un cuerpo que hiere con indecible presteza e1 órgano de la
vista,.
del
mismo modo que si pasara en un instante indi-
~
, visible
á
nuestros ojo; desde los cuerpos que la arrojan , ó
rechazan. Se pueden , pues , considerar los rayos de la
luz
como otra~ tantas lineas físicas , cuy~ consideracion redu- _
ce quasi todos los asuntos ópticos
á
cuestiones de Geoqie–
trfa Pura\: este e$ con efecto el rumbo que seguimos,
y
si–
guen todos los escritores de Optica.
Su
objeto es conside~
rar la luz qu~ndo viene en derechura desde los cuerpos
á
_ la vísta , por
i
lo que se llama
luz directa
;
quando ; an–
tes de herir nues.tro,s ojos , atrav_iesa algun cuerpo que la
desvía de su primer camino , en cuyo caso se llama
lu~
refracta
; y
últimamente , quan~o desde los cuerpos
que
la
despiden , no llega , digamoslo así , sino por tablilla ,
y
despues de rechazada por otros ,
á
nuestros sentidos ,
p_or
cuya
circunstancia
se
llama
luz reflexa
ó ,
reflectída.
_
Son
por consiguiente tres las partes principales de este trata–
do : la primera , cuyo nombre propio es
Optica
, bien que
tambien se llama así el tratado que las incluye todas
tres,
considera
la
luz directa ; la segunda
~
que se dedica
á
ex–
plorar las circunstancias de la luz refracta, se llama
Dióp-
,
trica?
y
la última , cuyo empeño es aclarar ·quanto es da..
ble las propiedades de la luz r~flexa , es conocida con el
nombre de
Catóptrica.
Siendo , segun. se echa de ver, las dificultades de la
.
..,
'
Optica en mehor número ,
y
menos complicadas que las
de
la
Catóptrica
y
Dióptrica ,
era
natural
la diésemos e~
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