PRÓLOGO.
VII
sigue su caminó en el segundo cuerpo sin torcerse , sean
ó
no ambos cuerpos de igual consistencia .;
pero
que quan–
do entra inclinada -desde un cuerpo qualquiera en otro de
substancia mas compacta , pongo por caso desde el ayre
en
el
agua , se desvía
de
su camino de tal modo, que se
arrima
á
una linea que nos figuremos atraviese per.pendi–
cularmente la superficie del agua en el punto donde la atra–
viesa la luz ; y que- quando pasa , tambien inclinada , des–
de un cuerpo qualquiera á otro menos denso , por egem–
plo, desde el cristal al vidrio , el desvio que en su rumbo
experimenta la apartará de una linea que
en
el mismo
-punto sea perpendicular
á
la
superficie de este último
cuerpo.
Figurémonos ahora que entre los muchos rayos de
luz que salen de un punto de un objeto
que
miramos,
tres no mas hieran 1~
túnica
transparente , de modo que
el del medio la hiera en direccion perpendicular sin incli–
nacion alguna ; por manera que cayendo puntualmente
en
su medio este rayo atravesará todo el globo del ojo por
· su centro ,
é
irá.
á
parar
á
la retina sin experimentar re–
fraccion alguna. Como los rayos de la luz van
divergien–
tio
,
quiero decir , se van apartando unos de otros
á
medida
que se alejan
del
cuerpo de d_onde salen , los otros d_os
_rayos , compañeros del primero , darán en puntos de la
tú-
nica transparente algo distantes de su medio ,
y
la herirán
con alguna inc1inacion ; se torcerán por
fo
mismo de con–
formidad
que ambos
se arrimarán
á
su centro ,
porque to-
da