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Discurso I.
que el Evangelio iba introduciendo en el mun..
do ,
y
que no podian menos de hacerse sen'"!
sibles
a
los mismos infieles'
ya
la vergiienza
que debia ocasionarles la practica de tantas
supersticiones ridiculas en que se veian
sumer~
gidos.
§.
XII.
5
z
Direr.nos en conclusion, como bien lo
ban notado muchos
PP.
de la Iglesia , que vi–
vieron entre los Gentiles , que aunque estos
veneraban un sinnumero de Divinidades , no
obstante en las imploraciones del divino au–
xilio
a
una sola invocaban.
0
Dios
!
decian;
Dios sea en mi aux2lio. Aparte esto Dios de
no~
sotros
:
6
!
no quiera Dios que esto suceda
:
hare
esto
,
y lo otro queriendo Dios, &c.
A
solo un
Dios '
y
no
a
mtichos daban ·gracias de _los
beneficios recibidos.
A
s9lo un Dios dirigian
sus clamores en las inminentes
tempestades~
naufragios,
y
grandes peligros. Esto sin duda
puede ser prueba tje que el conocimiento
na~
tural'
e
innato ' de nuestras almas de una pre–
sidente causa en el
Uni
verso , se explicaba .en...
tonces puramente, sin las heces que la cor–
ru
pcion de supersticiosos estudios empafiaba
SUS .
primeras luces ,
0
que
a
Un
solo Dios
ado~
ra-