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Angeles

,

y

·neinónios.

·33

3

que·á ·veneration.

~

y

adoracion~:, son á_¿ r~~~ores

al odio

, ,-y

(al: ·cle'spredo; ·

per9

'·no

así !se

1

·ha'rl

conducido

los

hombres ' tropezando

siempre

en

errores

baxo

etnbrol1adas

ideas , singular--

mente· en punto:·de '.relig-i'on.:

· }

1

~

'.

,

·

º

,, ,

¡

, .

7z

Es

·múy·

e-omün ,

seiia1at con10

una -dé

·1as mas notables ocupaciones de estos malignos

espíritus' el

'hacerse

vedei ar

por

1

las·

genté·s,

na–

da:. menos

que ,

como

Dioses.

Si esto

es

a·sí , po~

derpos

muy

bien decir "",'

que ··estos infelices

An..

geles · perseveran contumaces en la causa de su

ruina.

Hemos

atribuido

esta , segun la

doctrina

· mas comun,

y

corriente,

á

dos capítulos ,

uno

á

pretender

igual

veneraciofl

á

Dios ,

y

otro

á

su

envidia en

la

exaltacion

del

hombre.

Si

pre–

tenden como Dioses ser ·venerados,

claro es

aspiran

á

la

deidad;

y

logrando por

el

·mismo

medio honores

divinos

del respeto

de

los

honi~

bres,

consiguen abatirlos, pervirtiendo

la carre–

ra que les conduce al fin

de

la exaltacion

á

qu~

fu e ron

criados. Que

los demonios

se

hicieron

adorar

en el mundo

como

divinid.ades,

eng·a–

ñando miserablemente

á

los

hombres ,

hac ién–

dose

temer de

ellos ,

y

ob!igái:idolos á

apl~c~r-'

l~s

~pn

sacrificios., es

com~n . sepúr

de

.lps.

'Pa–

dres~ Las

Sagradas

letras testifican , qu·e ,

los

Dio-