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Angeles

,

y

De1nonios.

~79

rices del endemoniado , luego este se turba–

ba. El Exorcista conjuraba

al

diablo dexase

libre aquel cuerpo ,

y

se conseguia el efeéto;

y

de esto hizo pruebas delante del Empera–

dor Vespasiano. De otra raíz , que se produ..

ce en la Judea ,

y

obra lo mismo con sola

la

aplicacion al cuerpo , habla el mismo Histo–

riador (

1).

Facilmente podemos salir de este

embarazo negando los hechos ; pero se nos

opondrá lo que leemos en el libro de Tobías,

que el humo de las entrañas asadas de cier–

to pez , es á propósito á expeler los demonios~

Esto no podría suceder

no

siendo corporeos,

porque la corporalidad del humo nada

podía

obrar contra una naturaleza incorporéa.

Mas

ni aun esta dificultad es insuperable : aquí la

Escritura claro es que quiso

con

estas mate•

riales expresiones significar

un

sentido todo

espiritual; como en toda aquella hist9rica nar–

rativa no mira

á

significar otra cosa, que el

premio de

la

verdadera piedad (

2).

·

4 3

Hemos hablado ya del pensamiento

de San Agustín sobre la corporeidad de los

S 4

An-

( 1)

1oseph.

de

Antiquit.

lib.

8.

cap

.2.

( 2)

Tobite

cap.6. v.

8.