Discurso IV. -
le
·acompañó
en ·sus
marchas (
1).
El Salmis–
ta en varios Cánticos reconoce
á-
los
Angeles
.protectores
de
los
justos (
z).
Jesu
Christo
en
el
Evangelio
encomienda no se
desprecie
á
los .
parvulillos ,
cuyos Angeles están viendo
la
cara -
de
su
Padre ; esto es ,
gozando
de
las
celestiáles· felicidades (3). San· Pedro
liberta–
do por ministerio de
un
Angel de
las
prisio-–
nes en' que le tenia
puesto el
Rey
Herodes
en
J
erusalen , se
f
ué
á
la casa ,
y
babi
tacion
de
sus ·compañeros , ·
quienes persuadidos
á
que
no
podía
ser el que
veían Pedro prisionero,
creyeron era
su
Angel ,
que
babia
tomado sq
c-orporal fisonomía (
4
).
En
este propósito pa~
rece bien partkular la
opinion
de San Juan
Crisóstomo ,-
quien .
dice ,
que_
antiguamente
los
Angeles~
se
.repartían
á
-los Pueblos se..··
gun
el
número de
l;is Naciones ; pero que:
hoy" se reparten
segun
el
número de
los
fie- –
les;
lo
que
no impide
que
tambien
antigua- ,
mente -se diera un
Angel
solo
,á
un solo
hom–
bre por
si~gular
dileccion (
5-).
Se
·1
(
~
)
Judit h ea
p.
r
3
.
v.
¿,o.
· .(2)
Psalm.33.&90.
(3)
Matth. cap.í8. v.
·10.
(4)
Aflor. cap.
u.
v.
1
>•
.
(5)
Primo,
secundum oumerum gentium
e;ant Aqgeli.
Nunc:
·
-
-
aú-