Discurso IIl.
-
e
mas , porque debiendo vivir en perpetua lu–
cha
¿
qué mayor infelicidad , que guerra con:...
iinua entre armas iguales
?
¿
Qué podrá hacer
uno ,
ó
qué auxHiadores podrá criar uno en
su ayuda, que no pueda el otro? Si el Dios
bueno , como no reconoce superior , tampo–
co sufre igual ,
y
todo-
á
él está sujeto , la
mala potestad\, que se cree autora de los ma–
les , reconociendo la misma sujecion , en nin–
gun modo se hace acreedora al elevado nom–
bre de Deidad.
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Si el Dios Soberano tiene baxo de sí,
no
-
. un.a , sino diferentes Pote$tades buenas,
y
ma-.
las , pendiendo no obstante su exercicio de la
inviolable regla de la Supren1a Deidad ; -ifada
pueden obrar_·
estas Potestades, que no sea co11..
forme
á
aquella .regla ,
y
nada
mas ·
:· so!l
que
unos ·meros executores de la voluntad Supre..
n1a. Podrá dárseles' ,
~i
se quiere , el nombre de
malos quando afligen
á
la humanidad en p·e–
na de sus delitos ,
y
el nombre
de
buenos .
quando distribuy_en gracias remuneratorias;
pe-–
ro jamas de Dioses , como en todo sujetos
á
una Potestad inviolable. Si estas Potestades
·obran con independencia del Dios Soberano,
quien ,
co.modicen ,
rodeado de infinita glo-
ria,