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se
ofrecieron
i
todo
!
pero
J
esus,
que
preveía ,
que
era
la ambician
quien
l~s
hacia prometer esto , no
quiso darles la satisfaccion ,
que
pedian. Aceptoles la palabra que
le
daban
de beber el Caliz :
y
en
quanto
á
la Gloria que le pedían,
les
dixo,
que adoraran los
inapea–
bles
decretos
de
su
Padre ,
y
sus
Luc.
x~r
1 •
ocultos
consejos :
To
diJpongo
de
mi
=9·
Reyno
en V1'eJtro
favor, del
modo que
bu
diJpuesto
mi
Padt·e en
favor mio.
Estas gentes , que no
querian
pa–
decer,
y
sufrir
n1as
que por ambi–
cion , no eran
dignas
de oír seme–
jante promesa :
para
aficionarlos
á
la Cruz,
cuva virtud aun
no en•
.,
tendian, dice
Jesu·Christo,
que
su
Padre
dispondra de la
Gloria,
y
les anuncia ,
y
di~tribuye
las aflic–
ciones.
·
·
Todo
esto se
hacia asi , por
una
economía
prudentisima ,
prattica• .
da
á
cada paso en el Evangelio ,
y
. en toda la
Escritura, en la
qual
se
le
atribuyen
al
Padre ,
y
al
Hijo
l.
a1s-