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o hub o cli CLJtad en entrar en Orense porque el' Con–
de
de San Roman abanclonó pocas horas an tes una ciu–
«hd qull! pensaba defender
:
toda · co ta . Hacia dos dia.
qu e habia diriuido nuevas p'roclama (
l5)
á
lo · Gall go
y
á
las tropas que él creía alucinadas para que un ,iéiido e.
~
él esterminasen
á
los que llamaba enemigos. del Rey
(*),
<l.e la Rcligion ,
y
de la Patria. Así iba par ieudo el
terror por donde pasaba,
y
lo:;
•honrad.osy
crédnlo ha–
biliantes
del
paí abandonando su 'casas huían
á
ocnl~r
se en los hosqu con lo que ma amaban. bandonaron
igualmente la ciudad
~l
Obispo
(**),
la mayor parte ele los
C-
nóni gos) algn i1os comerciante
y
empl eados. En la re–
tirada se cogieron uno ". cuarenta pri ioneros.
No dir é
yo
que
fué
el temor qui
n,
le ·obliuó
á
hacer
1lna
ret~rada
tnn intei11pesti a,
y
contra.todo lo
que
t~~
riia preparado. La can a que le movió
á
obrar el e te
mi ento por nd haber· qne<larlo 11ingnn i'ndi,•idno de [,[e n la ciu lad;
lo cual
ja rná~
se hahia
verifi~ado
ha>ta entoJ1 ces, ann en los cnlam i–
t oso; tiem.r os de l a gnena _co1{t1:a el Em pernllor do los Franc'1:ses.
(-!<)
El
Rey
siempre el pri.rne ro para esta c las el e gentes , no por
amor, ni r espe to , si.n o porq ue dá lm empl eos,
y
los honores ; la
l'eligion en
secruo<l~)
l nga r para ater rar
á
los tontos,
y
la Patria lo
ú ltimo c1e todo ; cuando solo se t rataba <l e sal var á esta como se
h~
vi•to. Deui eran confo ndirse al ver q ue tenemo, el · mismo
RP.y
1
y
jo mi sma religion , p err> l il re aqne l de
103
perverrns qne l e rodea–
ban ,
y
[:stP. de
Ja
sn¡ierstirio n
y
fa natismo d11 qu.e se
v.eia agovia
dll.
(..") •Los p rimeros O!>i spos "sin toma r p artido en las guerras
ci v i~
l,e:;, tau fcecuentes en
11n
i mperio electirn, r ecibian pacificameote
á.
los seÍlores que le; daba la prnviJencia por el curso ordinari o <le
los
~1cesos
humanos
Obed eci:i~
fielin ente .
á
l os Príncipes pagano1
·y
pel' oégn idores,
y
resistia u co n valor
á
los Prín ci pes cristianos,
. cua ndo v retenclian rnsten11r
~lgun
error,
ó
tn rbar la disciplina. Pert>
-su resistencia pn raba toda en negarse
á
lo qu e 'se les exigi a contra sus
<1<'1JP.res,
y
á
so f'1 irlo todo en esta demand a, hasta la misma mu er–
te."
Fleury . Hi.rtoire ecclés. P1ejace.
,Qu e no se unan
pue~
las ideaa
d e
11'1
guerra
y
de la 'reli gion.
No son terrenas la s armas de su mi–
l!cin.
El Arzobispo d e Santiago, .Y los Obi spos de Orense l\'l.ondo–
!u clo ,
'!
Lngo v easaro u sol o en huir
y
aoonclonar· sas ovejas . Oh
· :e.l i¡ioi1
!
¡ Y
cuan J;lOCos te conocen!