-
475
-
cañoncito se acantonó en el centro del pueblo, empeñándose
el combate.
Intimóle r endicion Rivera, y contestándole Ferrer que no se
rendia, se retiró despues de algunas escaramuzas.
Despues de la paz del año
51
est uvo retirado el Coronel
Ferrer hasta la r evolucion del General Flores el 63, en cuyo
año fué nombrado por el gobierno de D. Bernardo Berro, Jefe
Político de los departamentos de la Colonia y el Durazno, reci'–
biendo en recompensa de sus servicios el grado de Teniente
Coronel de caballeria de línea, en cuyo escalafon, años atrás
habia sido agraciado con los despachos de Capitan.
Formalizada la guerra salió á campaña bajo las órdenes del
General Muñoz, se encontró en todos los hechos de armas que
libró este general, fué Jefe de Estado Mayor del ejército y lo
acompañó hasta el fin á su jefe, pasando con él, primero á Ya–
guaron y despues á Entre-Rios, donde estuvo emigrado hasta
la revolucion del General Aparicio.
Como ya estan narrados en esta obra, todos los episodios y
combates en que se encontró el Coronel Ferrer en la revolu–
cion del 70, pasamos por alto esta parte de la brillante foja de
sus servicios .
En los sucesos posteriores hasta su muerte acaecida en la
provincia de Entre Rios, tomó parte contra la revuelta de
Máximo Perez el año 74 y á favor de la gran revolucion po–
pular del año 75, que se pronunció el 22 de Setiembre, estando
al servicio del Gobierno reuniéndose primero con el Coro–
nel Rafael Rodriguez en los Cerros Negros y luego con
el Cornnel Arrue en las puntas del Rosario, encontrándose
todos en el combate de Perseverano .
Reunidos al General Muniz, se halló el Coronel Ferrer en la
pelea de la sierra de Minas y días despues en la sorpresa que
les hizo el Coronel 'Latorre en Olimar.
Despues de estos encuentros, que dieron por tierra con la
revolucion, el General Muniz salió del campo de batalla acom–
pañado de Ferrer y unos 30 hombres internandose en los
potreros del Pirain, en el Imperio del Brasil, de donde fue1 on
tomados por una guardia brasilera y llevados á la ciudad de
Bagé, pasando Ferrer á Uruguayana primero, luego á Corrien–
tes y por último á Entre-Ríos.
Uno de los episodios de la vida azarosa de este jefe, que