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consiguió, porque la incorporacion se efectuó en los preparati–

vos del combate, cuando los dos ejércitos tendian recien sus

líneas de batalla.

He aquí la

proclamas que lanzaron al paí

los Generales

Medina

y

Bastarrica

y

los telegramas de varios Jefe Políticos

dirigido al Gobierno con motivo de su invasion, así como el

parte pasado por el General Suarez

á

propósito de la

fumada

que le hizo el General Medina:

EL BRIGADIER GENERAL

D.

ANACLETO MEDINA, A SUS COMPAi'!EROS

Orientales!-

o son los pndecimientos personales, no es una espatriacion

indefinida y

la

perspectiva de un destierro perpétuo, lo que nos hace

tomar

de nuevo las armas.-

uestra alma templada en el fuego sagrado de la patria

tiene sobrada fortaleza para resistir las desgracias y sufrimientos, á que nos tie–

ne condenados hace cinco años un circulo esclusivista é intransigente.

Pero nuestra querida patria se hunde en un abismo de males, y sus· buenos

hijos tienen el deber de salvarla.

C..a

inmoralidad y el vicio han subido á

la

administracion; el país está des–

quicindo, la familia oriental dividida y anarquizada; su independencia es proble–

mática, su autonomia peligra en manos de traficantes sin pudor, y nosotrosno

podríamos consentir sin cubrirnos de vergüenza, en que se prolongase por mas

tiempo un órden de cosas que nos humilla y desacredita.

Unos cuantos valerosos compañeros corrieron hace apenas cinco meses á lle–

nar ese deb,er y secundados por el pronunciamiento enérgico de los pueblos,

han obtenido una completa victoria sobre el

enemigo y dominan cas i toda la

campaña que vé en la revolucion las garanlias de sus derechos y sus intereses.

R espondiendo á sus aspiraciones y á las mias, he venido á ponerme al fren–

te de las poblaciones que en masa y espontáneamente se alzan pidiendo un cam–

bio de situacion y ya que no he podido participar de los primeros

sacrificios

de esa campaña, me tocará

á

lo menos acompañarlos

á

la victoria definitiva.

La

bandera que levantamos es la bandera de la Patria, bajo cuya sombra ca–

ben todos los orientales; la di,,isa tiene los colores purísimos de esa misma

bandera y nuestro partido es el

GRAN PARTIDO NACIONAL

formado por todos

los buenos orientales.

o nos anima una sola idea rencorosa; nuestro lema es el

olvido del pasa–

do, tolerancia completa para todas las opiniones.

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o

ambicionamos otra cosa que la union estrecha de la familia orie_ntal, el

afianzamiento de

la independencia de

la

República y el perfecto ejercicio de

la ley fundamental.

Querernos para nuestra patria un gobierno moral, nacido de la voluntad del

pueblo y no de las intrigas de un circulo corrompido ; un gobierno que inspire

confianza

á

propios y estraños y que dé garantías de recta y buena adminis–

t

racion.

¿Habrá un solo oriental que no nos acompaiie en estos propósitos?