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Ocultos en este sitio, pasando toda clase de mis erias y sufri–

mientos, espuestos hasta á ser devorados por la inmensa can–

tidad de tigres que pululaban entónces por aquellas islas,

estuvieron hasta el dia 29 esperando la incorporacion de otra

gente que habia de venir de Buenos Aires en el mismo vapor

La ura, que regresó en el acto de Entre Rios, y que debían

mandar los Co roneles E stomba y Villasboas, y otros amigos

d e aquella provincia.

o habiéndoseles re unido por último, mas que el Comandan–

t e Bellido, que salió enseguida de Cortina, con los oficiales

Almanza, Baná

y

Cecia y 14 soldados, c uya espedicion fué

cost eada por el Coronel Palomeque, Dr. Aguirre y el mismo

Bellido; los demás no vinieron porque tuvi eron conocimiento

de que salian fu erzas del gobierno argentino en combinacion

con las de Montevideo para sorpr ender á los invaso res y to–

marlos presos .

Y así sucedió. El 29 de Marzo aparecieron por las islas los

vapores (Venecia» argentino y el «Coquimbo, » oriental, condu–

ciendo el p rimero al batallon «Provincial» mandado por el

Coronel Garmendia y el último al Coronel Courtin con un

batallon de infantería.

Los r evolucionarios, apesar de haber sido avisados por sus

amigos de Buenos Aires del peligro que corrían, no pudieron

evadirse, pues el aviso llegó tarde y fu eron sorprendidos por

las fuerzas a rgentinas, cuyo jefe, que, como ya hemos dicho,

era el distinguido Coronel Garmendia, no permitió el desem–

barqu e á las fuerzas orientales.

~ El

Coronel Ferr er, creyéndose perdido, pues s upuso que la

gent e que los sorpr endía era del Gobierno de Batlle, proclamó

á sus s ubordinados, disponiéndose á vender caras sus vidas .

Pero despues de un pequeño tiroteo, donde hubi eron siempr e

algunos h eridos, reconoció su erro r y no tuvo inconveniente

en r endirse al citado Coronel Garmendi a .

Tratados con toda clase de consideraciones fueron conduci–

dos en el «Venecia» hasta la ciudad de Buenos Air es, y en

calidad de presos políticos los alojaron tres dias en el cuartel

del Retiro, pasándolos despues á la cárcel de Deudores. Aquí

estuvieron 48 días presos, perfectamente bien tratados, siendo

pue tos en libertad al espirar este t érmino por órden del Juez

á

qu ien habi an sido sometidos; separándose luego todos para