CAPÍTULO IV
Otras invasiones
Antes
y
despues d e la invas ion q ue acabamos de narrar en el
capítulo anterior, se efectuaron otras de mas ó menos importan–
cia; llegando el aso-- repetido muchas veces- hasta de haber
invadido un solo individuo, reco rriendo despues zonas inmen–
sas de nuestro territorio antes de lograr incorporarse á sus cor–
religionario .
Estas invasiones, como se compr enderá facilmente, no n"o s es
posible describirlas; pues son tantas que seria verdadera obra
de romano el poder recopilarlas
y
darla s á la publicidad. Por
otra parte, no tienen
qu e digamo , gran interés; mas ó
menos todas giran den tro de la misma órbita: marchas de
noche, ocultar e de dia, tomar un caballo ó una vaca donde era
pOiiible
y
estar espuesto á cada momento á ser sorpr endidos ó
tropezar con los nem igos.
u descripcion, por consigu iente, en vez de agradar seria
monótona
y
poco ó nada ilustraria á es ta cr6nica.
Tampoco narramos aquellas invasion es que no tuvi eron in–
cidente alg uno al embar carse ó desembarcarse
y
que pudieron
unirse á las fue rzas revolucionarias inmediatamente de pisar el
t~rritorio
ori ental. Entre estas podemos citar la del GeneralJe–
remias Olivera que invadió el 22 de Julio de 1870 por la costa