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• Como es natural muchos no han podido dominar
la impaciencia de abra–
zar á sus familias
y
amigos,
y
es asi que se hallan a,1uí los Jefes Arrúe
y
Maza
y
los jóvenes Carreras, Tapia
y
otros.
• Los revolucionarios han dejado su divisa
y
era
voz
general
que
el
Go -
bierno dispondria lo mismo por su parte en el interés de e vitar pretestos
á
recriminaciones
y
recuerdos anti-fraternales.•
FESTEJOS EN CAMPAÑA
(De
El Ferro-carril-Mayo
2 )
>
Segun nuestros corresponsales
y
por
la~
descripciones que leémos en los
periódicos de las diferentes localidades de nuestra campaña, no ha habido un
solo pueblo de la R epública que no haya festejado alborozado la paz firmada
el 6 del mes próximo pasado .
• Bailes, íluminaciones, fuegos artificiales nada ha
faltado, tomando
parte
fraternalmente blancos
y
colorados, pueblo
y
autoridad .
>
Mil veces feliz sea la paz,
y
todos estos festejos nos sirvan de ejemplo
para no volver jamás á la guerra entre hermanos
y
ciudadanos de una misma
nacion .
>
BANQUETE DE LA JUVENTUD ORIENTAL,
EFECTUADO EL DL<\. 13 DE
ABRIL
EN LA CoNFITERIA ÜRIENTAL-DISCURSOS, ETC.
D tscurso del Dr. MagariñiJs
• Esta reunion en que fraterniza
la juventud ilustrada de
ambos partidos,
es presagio de que estamos en camino de abrir una nueva era á nuestro des–
venturado pais, si hay en todos un poco de sensatez
y
patriotismo.
>
A la sombra de la enseña de la paz,
estrechemos nuesttas filas;
y
para
simbolizar el sentimiento general me alreveria á proponer que conmemoráse–
mos aquel fausto acontecimiento
y
el resultado de esta reunion, dos hecho¡¡
que tan inmensa trascendencia pueden tener en el futuro, con algo menos
transitorio que las fugaces impresiones del momento.
>
La franca cordialidad, el abandono del festin duran apenas algunos minu–
tos; la voz del mas inspirado orador apenas es oida por doscientas personas,
ni alcanza tal vez á igual número de pasos.
>
El rumor que levanta la hoja periódica, dura lo que duran
las noveda–
des del dia.
~
La alegria del pueblo, el olvido de sus arraigadas preocupaciones
y
tradi–
cionales recelos, se disipan con
el
postrer repique de las campanas que
le
aturden, con el relámpago de la última luminaria
que estalla en los aires,
y
le arranca un grito inconsciente de júbilo .