-
411 -
para marchar unidos, prestando su concurso decidido para el engrandecimiento
de la República.
>
Para concluir señores, dirijamos nuestras miradas hacia el grandioso lema
de Ja democracia moderna, que parece el escudo que la patria quisiera cobijar
y digan todos, á uoa:
>
Libertad, Igualdad y Fraternidad.
>
Discurso del Coronel D. Emilio Vi'dal
• Solo el objeto de esta reuniou puede disculpar mi presencia en este iugar,
donde me siento deslumbrado por el brillo de
tanta inteligencia y donde las
dulces armonias de tanto ruiseñor de la palabra embriagan completamente mis
sentidos.
>
Que podré decir yo, cóndor salvaje, cuyo grasnido no sonó nunca sino al
estampido del cañon en el ruido atronador de
los combates y en medio de
los ayes, dolores y suspiros de agonia de los mártires de la patria!
>
Empero, ya que se pide que hable el Comisionado Argentino que tanto
ha hecho por Ja realizacion de la Paz, aunque con voz temblorosa y cortada,
acepto con orgullo el honor de la palabra que se me otorga.
, Señores! Despues de alimentar tanta risueña esperanza de paz y de con–
cordia en la familia oriental, el cielo de la patria cubrióse de densa oscu–
ridad, huyó
toda esperanza
fraternal del corazon de los orientales; la Me–
diacion Argentina rota de hecho y los combatientes aprestando sus elementos
de destruccíon y encendiendo Ja téa de su: rencores, se prometían sepultarlo
todo hasta
1:
nacionalidad.
P ero la mano de. Dios que vela siempre por los
pueblos desgraciados, me colocó ent1e los combatientes como árbitro de frater–
nidad para mostrarles en nombre de un pueblo hermano el peligro de su na–
cionalidad, haciéndoles oir el toque de A samblea que
resonaba en las fronte–
ras de la República y los aprestos del estrangero para profanar con sus armas
el santuario de la patria!
, Fué enton:es, Sres., que un rayo de luz, rompiera las
tinieblas
que en–
volvían nuestro cielo,
y
que, penetrando en el corazon
de
los orientales,
encendiera Ja
llama del patriotismo para depone1 las armas en
la
contienda
interna y salvarla de los graves peligros exteriores.
, He ahí, Sres., el fausto acon tecimiento que celebra el pueblo oriental y al
que me permitirán que llame con orgullo la mas gloriosa de mis campañas de
Argentino, el acontec.imiento grato y mas sublime para mi corazon oriental.
, No he buscado nunca otra recompensa que la satisfaccion de mi concien –
cia, pero, tampoco soñaba que la democracia
tuvi~ra
la que me ofrece en este
momento, parado en la tribuna cuyo pedestal sostienen los jóvenes obreros de
las instituciones y del progreso oriental.
, Reciba pues mis agradecimientos la juventud
y
mil votos por Ja regene–
racion de la R epública al amparo de la igualdad, fraternidad y justicia.
>
Brindis del Dr. Gonzalo Ramirez
Volvieron de la Patria los suspirados dias,
De luz y de esperanza de bendicion y paz;