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• Abundando en los

fin es de aquella

reserva y queriendo, el Sr. Presi–

dente, dar garantias de la sanidad y patriotismo ele intenciones y miras, que

guiaban su tenaz repulsa de aquellos nombramientos,

como condz'cion de pacz'·

ficacz'on,

ofreció

proveer las

jefaturas de

c~mpaña

con hombres de

notor z·a

moderacz'on de opiniones políticas

y

que por sits demas cualidades persona·

les, i'nfundiesen, en los revolucz'onados, la confianza de que serian respetados

en el goce

y

ejercz'cio de sus derechos cz'vz'les

y

políticos.

>

Con eso tambien se conformaron V ds. puesto que al prestar su adhesion

á

la nota citada, de 24 de Noviembre, ninguna ob servacion hicieron; y sin em–

bargo h oy que

todo eso está pasado en el dominio de

los hechos consuma–

dos; vuelven V ds

á

la pretension antigua:

á

los Jefes polüicos mixtos!!....

Hoy, que la R evolucion,

vencida, tiene reducida

su estrategia ele guerra,

á

hu z·r ,

fiada en su movilidad. superior, dando

lugar

á

una lucha devastadora

y de completa ruina para el pais, sin la mínima

esperan ~a

de triunfo!!

• Todo eso no tiene esplicacion posible en hombres

que tengan verdade–

ro amor á su patria y que, blasonando de ello, sepan y profesen el principio

fundame ntal del verdadero patri otismo, que es el de posponer, al interés su·

premo de

la

patria, todo y cualquier o tro

interés

por poderoso y querido

·que sea.

>

Pero hay mas- ni el interés político de Vds.,

está en la renovacion y

sostenimiento de aquella pretension.

>

E sas J e

fa

turas

tan anheladas por Vds ., serian completamente inútiles

para los fin es con que V ds. dicen, que las solicitan; y solo darían por resul–

tado cierto, la continuacion 6 renovacion de la luch a actual con caractéres mas

cruentos.

>

Es no conoeer el corazon humano é ignorar absolutamente, la fisiología

de

los partidos en

todos

tiempos y

en todas partes, creer, si se crée de

buena fé, que los hombres del

partido dominante; del que tiene con él,

á

Gobierno, al Ej érr.ito, á las Cámaras,

al

P oder J udicial,

á

toda la administra·

cion del E stado, ha de conformarse y ha de obedecer

á

las autoridades repre–

sentadas por los h ombres

á

quienes, hasta la víspera, habían conocido en las

filas de sus enemigos y habían estado cruzando lanzas con ellos.

»

Qué harian esos

jefes políticos si esa rebelion contra sus autoridades se

pronunciaba en sus departamentos? ¿La dejaban impune? E ntonces, ¿cuál era

su garantía?

¿p'ara qué seivian? ¿L a

reprimían, usando de

la fuerza pública'

puesta

á

su dispos ici on? En tal caso, Ja lucha se trababa, no entre las autoli–

dades

legítimas

y

los rebelados, sino en tre

blancos

y

colorados;

y esa lucha

así embanderada,

pronto cun diría por todo el país, pero mas apasionada y

terrible que nunca; mas

terrible que nunca para la R epública, y, particularmen

te, para los que,

revolucionados

ayer, se presen taban como

señores

al dia

siguiente, impri miendo su mision y obedi encia, á

sus adversarios políticos,

vencedores y dueños del país entero.

>

Todavía mas-La concesion pedida llevaría, infaliblemente, la anarquía

la administracion, si el Gobierno no la prevenía con m<::didas vigorosas.