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>

En la azotea de la casa estaba el batallon de los Catalanes y en la zanja

detrás de la artilleria el resto de la infanteria, en todo como

360

plazas. De

caballe1ia habia como

2 600

hombres. D e la division San J osé, que dias an tes

le habia dado licencia Aparicio para que se fueran á aviar á su departamento,

había regresado ya la mitad, como

200.

>

Los blancos se proponían batir la caballeria, en que eran muy superiores,

y aislar la infan teria y artilleria, pero como esta no se presentase fuera de la

formacion que traía el todo, Muniz viendo que lo quemaban con un fuego

vivo y cada vez mas próximo, cargó con su di vision sobre la estrema izquier–

da de los colorados, pero fué recibido por un vivo fuego de los dos batallo–

nes de la izquierda y muchos tiros de cañon, obligándolo á retirarse en

desórden completo.

»

Casi al mismo tiempo Aparicio y Medina (este mandaba la estrema iz–

quierda de la caballeria) se lanzaron sobre el ala derecha del ejército del Go–

bierno, pero recibidos igualmente que á Muniz, puestos en desórden, cayó sobre

ellos todas las fuerzas de caballería que fo rmaban la retaguardia de la columna

del Gobierno, con tal ímpetu y firmeza, que los desbandó completamente

siguiendo la persecucion. Dice Viana que entonces se dirigió al General Me–

dina:-Señor, dispare.-Yo no disparo.-Mire que ya están encima, General.

-Que viendo que no salia del galopito, volvió

á

decirle :-General, dispare–

y que castigando su caballo le dió un rebencazo al de Medina.

Que éste le

dijo algunas palabras enoj ándose, pero que á las 25 varas que dió vuelta, vió

que le habían dado ya un lanzazo y que se caia del caballo, bajándose des –

pues algunos de los perseguidores á matarlo. Que como la division del Go–

bierno venia tan bien montada no les dejaba tiempo para tomar aliento,

acuchillándolos atrozmente y dispersándolos completamente.

»

Berro que estaba en la infantería, en la zanja delante de la casa de Suf–

fern y tras la artillería, dice que apesar del fuego de ellos, los colorados si–

guieron avanzando en la misma formacion á paso de camino y haciendo fuego

y que lo que llegaron como á

60

ú

8 0

varas, tocaron

alto el fuego,

y que

oyó entonces que una voz robusta mandó

calen bayoneta,

á

la carga,

y se vi–

nieron á paso de trote, avanzando mas los dos batallones de la estrema dere–

cha é izquierda, como á rodear la casa-que entonces dispararon los artilleros

y todos ellos hácia la casa; que algunos se dirigieron á la azotea, pero que los

mas corrieron para atras de la casa para montar en los caballos de la infantería

que estaban allí maneados y ensillados y atados de las riendas . Que la confusion

era espantosa, y que aun al correr de allí oyó los gritos que algunos oficiales

de Muniz daban para con tener á un lado de la casa á los dispersos; que él y

muchos siguieron alejándose, pues ya era casi de noche, h asta que encontró el

grupo con que ha venido á Buenos Aires. Berro y Viana agregan que algunos

jefes de este grupo querian ver si podian reunirse á Muniz, pero que encon–

trándose luego con Camino y P alomeque, este les dijo que no, que siguieran

á tal punto para embarcarse- que asi lo hicieron marchando toda la noche.

" La hora de cerrar la balija no me da tiempo para otros pormenores.

El Corresponsal.