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" A tres leguas del Yi

á

la altura del Durazno, tuve noticias de la van

guardia, que el enemigo marchaba en número de

I

700 entre estos

2

50 in.

Cantes.

" Inmediatamente ordené á la vanguardia se corriese Yí arriba á pasar en

el paso de P olanco siguiendo el ejército la misma operacion, con el objeto

de ahorrar camino

y

tratar de tomarles el flanco, pues el enemigo vá que.

mando

y

arrasando cuanto encuentra. En el Durazno nuestras partidas cor–

rieron á algunos enemigos que estaban en el pueblo, matando á unos

y

dispersando á los otros.

" A la altura de Salinas se volvió

á

dar alcance al enemigo cambiándose

algunos tiros.

" El dia 7 del corriente, seguia nuestra persecucion

y

dejamos al enemigo

en las puntas del Chileno en completa desmor;,Jizacion, con rumbo á Cerro

Largo.

. " No conviniendo á nuestros in tereses el continuar la persecucion, opor–

tunamente pondré en conocimiento de V. E. las nuevas operaciones que he

empezado á emprender.

" El enemigo se encontraba el dia 8 del corriente por el Cordobes, de los

Caracoles para abajo.

" Dios guarde á V.

E.

muchos años.

J osé

G.

Suarez."

Aquí en este campamento fué donde el General Suarez, qui–

zás para matar los ratos de ócio que forzosamente le oca–

sionaba su larga estadia, empezó aquellas célebres cue–

readas de las haciendas de los

pícaros

blancos, estableciendo

en varios puntos grandes graserías para no desperdiciar la gra–

sa

y

el sebo de los animales que faenaba

á

precios tan redu–

cidos. El General Borges, por allá por el Norte, tampoco se

descuidaba; él no cuereaba ni

hacia sebo,

pero se llevaba vivas

las haciendas enteras para su gran estableCÍIIJ.Íento de campo,

situado en el departamento de Paysandú.

En este ínter el gobierno de Montevideo había mandado

un

comisionado especial

á

Buenos Aires, acreditado como Ministro

Plenipotenciario acerca del gobierno Argentino, para que ges·

tionara la internacion de varios em.igrados orientales que se

habían ausentado del ejército revolucionario, unos antes de la

batalla del Sauce y los otros despues de la batalla.

E sta mision fué desempeñada por el Dr. D. Adolfo Rodriguez,

dando lugar sus gestiones

á

que el gobierno de Sarmiento co–

metiese una ligereza, que despues se apresuró á corregir, ha–

ciendo lugar en el primer momento al pedido de internacion.

Las notas cambiadas entre el Ministro Oriental, el Gobierno

Argentino

y

los emigrados, así como unas cartas que escribie-