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la caballeria y con guerrillas de infantes desplegados á los
costados, se iniciase la marcha á paso de trote, forzando la línea
enemiga sin temores de ninguna especie.
Cumplida esta órden al pié de la letra, rompieron el cerco
despues de una lij era refriega, y marchando siempre consi–
gui eron hacerle perder la pista á sus perrnguidores debido
á la gran oscuridad de la noche, caminando á pié sin descansar
hasta el dia siguiente, que, como lo hemos dicho
~n
el capítulo
«Otras invasiones», se incorporaron en los Molinos con el
General Egaña y D. Federico Nin Reyes, á veinte leguas de
distancia del pueblo de Dolores.
Entre unos y otros habrá habido en esta accion como cuarenta
bajas, contándose entre ellos la del Mayor Máximo Lamela, de
las fuerzas del gobierno, que fué muerto durante la persecu–
cion de la gente de San Salvador. En honor de este encuentro
se denominó
c20
de Setiembre» el primer batallon que man–
daron despues en el ejército los Coroneles Guruchaga y Visi–
llac, este último como segundo jefe, pues todavía no habia as–
cendido á la gerarquia militar que posee actualmente.
Publicamos á continuacion el parte pasado por el Coronel
Galarza, un telegrama del Dr. D. José P. Ramirez á
El Siglo
de
Montevideo y una noticia dada por un diario de Paysandú,
relativos todos á este combate. Léanse detenidamente y se verá
la contradiccion en que siempre incurrían los situacionistas;
contradiccion lógica siempre que se trate de falsear los hechos.
•
Exmo. Sr. Mi'tzútro de la Guerra, Coronel D. Trijon Ordoñez .
«
Exmo. Señor: Tengo el honor de participar á V. E. para que lo eleve al
conocimiento del señor Presidente de la República, que el dia
20
las fuerzas
á
mis órdenes obtuvieron un
brillante
triunfo sobre las de los invasores al
mando de los
jefes Salvañach, Corrales, Alvarez, y otros, cuyo detalle paso
á
dar.
• Habiendo recibido órden del señor General Caraballo, para incorporarme
al señor Coronel Caraballo
jefe de su vanguardia que babia pasado al Sud
del Rio Negro, hice saber á este jefe que al Sud, en San Salvador, y á las
alturas del
pueblo de Dolores,
existia una fuerza de infanteria, que segun
aviso que
tenia procuraba adquirir caballos para montar los infantes que se
decia estaban
de~de
algunos dias en la Agraciada (costa del Uruguay) y para
lo que pretendían pasar al
orte de San Salvador; manifestándole tambie:J al
mismo tiempo la posibilidad y conveniencia de batirla.
e
El señor Coronel Caraballo aprobó
mi
opinion y puso
á
mis órdenes
los escuadrones de
los
señores Comandantes Luciano Tolosa y Florisman