REVOLUCIÓN DE INGLATERRA.
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Vino y le dijeron que sus servicios no eran ya nece–
sarios, y por tanto, que debía inmediatamente entre–
gar las llaves. Sucedióle en su empleo lord Lucas.
Al
mismo tiempo enviaron los Lores una carta
á
Dart–
mouth mandándole suspender toda hostilidad contra
. la escuadra holandesa y licenciar
á
todos los oficiales
católicos que se encontrasen á sus ordenes (l ).
Merece especial mención la parte activa que en to–
dos estos sucesos tomaron Sancroft y algunas otras
personas que hasta aquel día se hablan mantenido
fieles al pr:ncipio de la obediencia pasiva. Usurpar el
mando de las fuerzas de mar
y
tierra del Estado, se–
parará los oficiales á quienes el Rey había confiado
sus castillos y sus barcos, y prohibir á su Almirante
presentar batalla al enemigo, equivalia seguramente
á
una rebelión.
Y,
sin embargo, algunos torles honra–
dos
y
entendidos de la escuela de Filmer creian poder
hacer todas estas cosas sin incurrir en el delito de re–
belión contra el Soberano. La distinción que estable–
cían era, por lo menos, ingeniosa. El Gobierno, de–
cian, es representación de Dios; y el Gobierno mo–
nárquico hereditario es la representación de Dios por–
excelencia. Mientras lo que el Rey mande sea legal,.
debemos obedecerle activamente. Cuando lo que
manda es ilegal, debemos obedecerle de una manera
pasiva. En ningún caso podríamos justificar el resis–
tirle con la fuerza; pero si él consiente en resignar su
cargo, no tiene ya ningún derecho sobre nosotros..
Mientras nos gobierne, aunque gobierne mal, tene–
mos obligación de someternos, pero si se niega en
absoluto á gobernarnos, no estamos obligados
á
que–
dar para siempre sin gobierno. Dios no manda la
(1) Clarke.
Vida de Jacobo,
t,
11,
259; M11lgrave,
Reseña
de
la
Revolución;.Legge rapers
en la Col. Mackintosh.