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LORD MACAULAY.
Gobierno provisional,
y
los ojos de todos se volvieron.
naturalmente,
á
los magnates hereditarios del Reino.
La extremidad del peligro hizo salir
á
Sancroft de su
palacio. Ocupó la presidencia, yel nuevo Arzobispo de
York, cinco Obispos
y
veintidos Lores temporales de–
terminaron redactar, suscribir
y
publicar una decla–
ración. En este documento manifestaban estar firme–
mente resueltos
á
mantener la religión
y
constitu–
ción del pais,
y
que habían alimentado la esperanza.
de ver reparados todos los daños
y
restablecida la
tranquilidad por el Parlamento poco ha convocado
por el Rey, pero que esta esperanza se babia. desva·
necido con su fuga. Rabian, pues. resuelto unirse al
Principe de Orange,
á
fin
de reivindicar la libertad de
la nación
y
asegurar los derechos de la
Iglesi~,
de
conceder justa
lib~rtad
de conciencia á los disidentes,
y
de robustecer en todo el mundo la causa protes–
tante. Estaban, también, dispuestos, hasta que llega–
se S. A.,
á
asumir la responsabilidad que pudiera traer–
consigo el dar las órdenes convenientes para el man–
tenimiento del orden. Euvióse inmediatamente una
diputación encargada de presentar esta declaración
al Príncipe y de informarle que se le esperaba en
Londres con impaciencia (1).
Procedieron entonces los Lores
á
deliberar acerca
.de las medidas que debían adoptarse para prevenir
los tumultos. Enviaron por los dos Secretarios de Es–
tado. Middleton se negó
á
obedecer
á
la que consi–
deraba autoridad usurpada; pero Preston, atónito por
la fuga de su amo ,
y
no sabiendo qué esperar ni
á
dónde volverse, obedeció la orden recibida. Envióse
un mensaje
á
Skelton, que era gobernador de la To–
rre, mandándole presentarse en el Ayuntamiento.
(1)
Gaceta de Londres.
13 de dic., 1688.