Este era "un cordel de tres ramales con unas bolillas al cabo" y
una variedad de él, el
T'
eketa liwi, era de cuero y los extremos de
piedra. Cuaman Poma presenta una lámina documental de un
mu~
chacho de nueve años, usando el liwi para espantar a los pájaros
( 72).
EL JUEGO DE LOS AYLLOS
Cobo nos dice que Tupak Yupanki introdujo en su corte este
juego que antes sólo era de las naciones del Collao, con el fin de
asegurar a un hijo suyo e hijo a la vez de aquella señora a quien
debió el Wayru su nombre,
el
gobierno de algunas provincias de su
Imperio. No describe el juego, d.esgraciadamente, de modo que no
podemos tener idea de los· elementos que en él toman parte, pero
a todas luces se trata de un juego de habilidad física. El jesuíta
se expresa así: " ... llegada la fiesta del Guarachico, en que su hijo
se había de armar caballero con otros hijos de grandes señores,
pidió el Inca a los de su consejo que, para solemnizar la fiesta,
quería jugar con su hijo algunos pueblos de su Señoría. Ellos por
complacerlo, consintieron con lo que pedía y le respondieron que
jugase su Alteza en hora buena todo lo que fuese servido.
Se~
ñaláronse jueces y padrinos para los juegos, y para más autoridad
de la fiesta, dió licencia el rey para que entrasen en ellos los
Se·
ñores, que quisiesen; y era ley que se había de jugar joya o presea
de mucho valor, o cierta cantidad de oro y plata. Llegado el día
señalado, dieron principio a los juegos los Señores de la corte, y
últimamente entraron en ellos el rey y su hijo. El rey, como va–
leroso y diestro en este juego, hacía maravillas de sus ayllos, y el
mozo ' no se descuidaba, antes jugaba con tanta destreza, que en
muy breve tiempo ganó la apuesta a su padre y pidió a los jueces
(72).-Nueva. Oorónica
y
Buen Gobierno ... Fol. 206.-Cobo describe tam–
bién el
liwi,
pero lo llama Ayllu, en esta forma: "que es dos piedras redondas
poco menores que el puño, asidas con una cuerda delgada y larga una braza,
poco más o menos; tirábanlo a los pies, para trabarlos y hacer su efecto cuando
la cuerda encuentra con las piernas, porque con el peso de las piedras de los
cabos, da vueltas a ellas hasta revolverse toda y enredarlas (Historia del Nuevo
Mundo, T. IV, pág. 196). Pero además, los ayllos podían matar y no sólo en·
redar al enemigo, pues refiere Betanzos en Suma y Narración de los Inca.s,
cap. IV,
p.
95 que Mama Guaco, muJ'er de Ayar Uchu mató a un indio dándole
·un
golpe con unos ayllos.
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