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en pueblos pequeños, y burla o desestimación de pueblos veci::os que
los señala.
Hay sonidos
eúfonico~
provenientes del quechua o dialecto, y cuya
influencia aceptable merece un capítul o especial de estudio. Uno de estos
es el de la letra 11, y vale la pena cc nocer el uso que se hace de esta letra,
principalmente en
la costa, donde suele confundirse con la
y;
es deGir,
confusión fonética y ortográfi ca. Es frec11ente . por ejemplo, la escritura:
vallas por vayas, Huancallo. por: Huancayo, y en cierta ocasión ví un anun–
cio cinematográfic0: Gran llapa cómica.
Resulta esto de que en la costa la ll se pronuncia como
y,
de donde
proviene
la confusión de que algunas palabras que se escriben con el
sonido de u. cal cúla se que se escribe con ll; asi es como indistintamente
dicho fon ema se representa por unas veces, y por ll, otras, lo que el
serrano hace clara distinción de dicha letra, y es sing-ular que el costeño
poco instruido no escriba felizmente llo por Yo.
"La 11 castellana es, pues, un sonido hermoso-dice el Dr. Jiménez
Boria- de la mas noble y timbrada eufonía. Bolivia y el Perú pronun–
cian
11,
como en .:ualquier pueblo de Castilla y Aragón (aquí con excep–
ción de Lima y los de la costa norte y más por influencia quichua-ayma–
ra que española).
Parece ser tambien inventerada costumbre la sustitución fonética (en
el vulgo costeño) de p por c. Eiem: acectar, precectora,
por: aceptar
y
preceptora; y como esta circunstancia puede influir duda en la escritura,
importa hacer 1.1n estudio de corrección ortofónica.
Existe asimismo en algunos valles de costa, como vicio muy co–
rriente, la agregación de vo cales y consonatei. Eiem: lo vide (latinismo o
para¡roge innecesaria); me uou a dlr
(proté~is
incorrecta), por: lo ví, me
voy a ir, etc,.
Toca, pues, al
magi~terio
peruane delinear esta disciplina de
perfección idiomática, cun la sinceridad, horadez y enegía que en todo mo· ·
mento ha caracterizado sus actos;
y
no se quiera ¡:>or esto tachar de "di–
lettante" a todo aquel que desea el avance y progreso del idioma oficial
y la extmción de los dialectos que se oponen a ello, ya que la existencia de
nuestró asaz carcomido quechua tiede a perder su decantado purismo. y
por consiguiente, difícil y prácticamente improcedente su reconstrucción.
Aquí llegamos a la razón que tvvo Leibnitz al exclamar: "Dadme un buen
alfaheto y os daré una lengua bien hecha; dadme una
len¡rua bien hecha
y os daré una civilización cabal. Esta verdad universal es ya indubita·
ble.