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V
CONCLUSIONES
la.-Que a mérito de la prueba sentada de la decad encia histórica
del quechua y la ineficacia de reconstruirlo , urge hacer el "Atlas Lm·
güístico del Perú" para el efecto d el <.:onocimiento de la ubicación de las
zonas regionales donde se rea liza n la influencia fonética nociva de los
diversos dialectos nacio nale s, asi como Jos vicios local es, engendro bas–
tardo de dicha influencia.
2a.-Que sobre la base del conocimiento anterior de causas y efec
tos, cabe la aplicación inmedi ata de todo los proc edimi entos téc nicos y
métodos eficientes que coarten la influencia dialectal, uniformando y pro–
pendiendo enteramente la enseñanza del castellano, sobre todo, en lama–
sa indígena.
3a.-Que la aplicación de la Ortofonía, como parte integrante de la Fo–
nética, constituye un medio efic az correctivo de la expresión y el ennoble–
cimiento del idioma. En el Instituto Pedagógico de Varones, tendría va–
lor inestimable la creación de una clase ·de Ortofonía nacional para hacer
una especial idad profesional en todo los maestro s, c;¡ue en posesión de esta
técnica, irían a cor.1batir esa nefasta influ encia dialectal en toda las regio–
nes del Perú.
4a.-Que en las escuelas primarias, rurales y Ju¡¡-ares donde se habla
en proporción mínima el castellano, la enseñanza debe concretarse exclu–
siva
y
preferentemente a su aprendizaje, mediante la
apli~aclión
de proce–
dimientos qu e mejores resultados dén. Sería recomenda bl e se hiciese a
base de COiapasJciones de libre imaginacion del niño, explotando tópicos
locales progresivame nte y evitando en lo posible los temas impuestos
que
re~ultan
de escaso interés espifitual.
5a.-Que sólo así se habrá hecho labo r c<:>nsciente por an ul ar la in–
fluencia dialectal. Cierto que hay mu cho que lu char, pero poco en rela–
ción al enorme esfuerzo que des plegaría el magisterio para im¡;¡lantar
un que chu a único, .cuya pesada lab or comenzaría desde su preparación
en las Universidades en quechua o ay mara, y por medio de éstas unifi–
car los dial ecto s e interpretar el habla de los aborígen es, lo que es ana·
crónico y retrogrado. En todo caso, menos esfuerzo representaría la di–
fusión y dominio perfecto del castellano en todo el país como idíoma ofi–
cúal y escolar.
RAFAEL P. SAMANIEGO JURAD"O
Lima, diciembre 21 de 193 1