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6

, LA

CATEQR A

~==========~==;==============~====

Excmo-.

Mon ~.

Gaetano Cícognaní,

Nuncio de S. S.,

que

pr esidió las ceremo-

.

n¡as 'qe la (p ro nación.

nisa del co ronamiento que corona

los cuatro a rcos y de la cual a rranca

aquélla. La hermosa bóveda longitu–

dina

1

y transversal es de esti lo lom–

ba rdo, adornada con co rdones. La

puerta que da al atrio está ador.nada

con órd enes sobrepuestos de arqui–

tectura barroca, y lo mismo la prin –

cipal que mi ra· al ori ente. El retaolo

front ero del a lta r mayor

y

los late–

rales ciel presbite1·io son riCas obras

de estílo ba rroco, de excelente g·usto,

labrados en cedro

y _

dorados. De la

misma ma teria, estilo y gusto son lós

altares antiguos del cruce ro, .dos co–

latera les y el artístico pliJpito

y

tor–

navoz:

De la sacristía, espaciosa y bien

alumbrada, se pasa al claustro del

templo, que ofrece las mismas con–

diciones de solidez y artísticas pro –

porciones que todos los ed ific ios ad–

yace ntes al Santuario.

E l año

1668

empezaron probabl e–

mente los trabajos, prosiguiéndose, a

no dudarlo, con toda ra pidez; pues

ya dos años má.s tard e, en 1670

1

el

piadoso .con\ie efe ·Lernus pudo

así s ~

. ti r y asistió

a

la' ha bilitación

y

estre–

no .Qe-1 templo.. La conclusíon de la ··

obra d'ebió tardar muclws años .más.

.La .iglesia tu.é consagr ada en

. 1.805.

Apesar de q'ue•-entonces se dió por .

terminada la edi ficaC:iól'l, 'no lo estaba -

de hecho. E l estucado·interi or del tém–

plo se· hábía ll e\ia\i o

co'!1

gra n apre–

suramiento

y

la

con~ig~¡~~ente

tosque–

dad; los a biertos mec11i'nales del ex–

te rior de los. mu ros indi ca.ban que el

revoque y deco rado exte ri or hablan

quedado

6l ll

proyec to. Y ló qu e se

dice del templo, con mayo r razón ha

de decirse de sus. acly<:\G:entes. El

desgaste inev itable de l tiem po, cuan–

do no ·se le ocu rre con oportun as re–

par~rciones,

dejóse senti r aquí y all á ,

ll ega ndo a amenazar hasta la solidez

de

!:a

mole del tem plo, en el lapso de

tiempo t rascurrido entre

1826

en que

los Agustinos hubieron de abandona r

su custod ia y cuidado, y

1894,

eo que

los Franciscanos les sueedieron en ta n

· a rduo cometido .

El _

Tesero de

la· Virgen

Más famoso que el

templ ~

mismo

de Copacabana era, sin duda, su r i–

qtlísimo tesoro, mon umento verdade–

ramente grand iosc de fe

y

de amor,

qu e•la gra titud de innumerables a–

caudalados había le vantado a la Ma–

d re de

Co p<~.caba na,

e11

testimonio ·

pere nne de favores recibidos de s u

bond ad

y

clemencia. Intacto se. con–

servó mien tras lo gua rd ar on los PP.

A" ustin os- despué .. .. hasta el inveo–

ta~io

qued'ó extraviado. Las reliquias,

todavía preciosas, que recibieron ba–

jo inventá rio los Fra nCisca nos al ha:

cerse cargo del Sa ritua n o, apenas

S\

montan la centési ma pa rte de lo qu e

fu é el T eso ro, aventado por estadis–

tas sin escrli pulos. La desca bell ada

imputacióJ1 que se leva ntó contra los

Francisca nos de haber contribu ido a

la pé rdida del Tesoro, e ra tan incon –

consistente

y

odi osa, como lo se ría

la de inculpa r al actu al gobierno de

..

·'