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LA CATEDRA 9
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Excmo. Sr. Hora cioj (a r.rillo,
qu e, repre sentando a la Repúb lica Arg en –
tina, asistió a los solemnes cultos
de Copacabana.
cumplimiento de esa aspiraci ón tan
plausible no pudo verificarse si n a–
IP.;Jrg ura s y s in sabo res tales, como
acaso el inge nuo Yupa nqui no Jos s u–
frió en s us prolijos afa n-:s para al–
ca nza r el culto de la im per fec La obra
de sus ma nos.
P or largos a ños in spi ró esa idea a
los PP. Franciscanos. En más .de una
ocasión estuvo a pun to de llegar a
feli z término, cuando súbitos e im–
pensados contratiempos marchi ta ron
la más confiada esperanza.
Los festejos que preparaba la Na–
ción celebrando el pri mer cen tenario
de su independencia, lueron ocasión
de que la antigua idea volviese a
brillar con luz más resplandeciente
) 'ivificadora . Apenas podía presen–
ta rse ocasi ón más oportuna . L a Co–
ronación de la santa Imagen sería la
más adecuada :!xpres.ión de grati tud
nacional por el beneficio incompara–
ble de la independencia política, y de
la afirmació olemne de -la fe
in cólume y qu e e l p.uebl o
bolivia no ti s destinos, bajo_
la protección de ·la Mad re ·Soberan a.
Por esta vez to_rl o se prese nraba
llano y rl e faci ljsim.a ejéc ue:ión. No
fué así, en e l ~c to. La Madre Augus- .
t:~ · dis pu so , a no dud arlo, qu~ la, co- .
rona qu e había ci é ofrecé rsele fuese
cuid adosamente :acendrada y purísi–
ma de toda esco ria, y qu e na die pu–
di ese vanagloriarse a l presentarla.
.1\ 1 aplau>;o de los primeros·· mo–
mentos s ucedió la más tenaz y en–
conada co nH·ad icción. Nad ie se 'opo–
nía direc tamente a tan bello_proyecto,
pero. todos p"recían conjur-a·dos ·en
apa rta r lo,; medios co nc;lu ce ntes. E l
espírit u del mal· se apode ró de todos.
los clisfraces imagin abl es de la b ipo–
ues í;,, para oste nta rse pe rsuasivo· y
>I< Rv. (anónigo Dr. Teodosio Sáens (.
que como Canciller de la Curia contribuy ó
con su entusiasmo al esp lendor
de la ceremonia.
seductor. Sin rebozo en unos, cui–
dadosamente oculto en otros, el an–
tiguo reptil lanzó sín cesar sus en–
gañosos silbidos y emponzoñó el
ambiente.