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8 •

sucede actual¡nente con la. capilla de

las tres

cruc~s

y

el arco de entrada.

Terminadas q::e sean éstas, las capi·

Has de los ángulos serán debidameflte •

reparadas

y

vue[tas a su antigu'l.l es-

. plendor; luego

s~rán

restaurados el

murallón y demás arcos del recinto, ·

y,

suce~ivamente,

el · amplio cemen–

terio, hoy yermo, será convertido en

artístico parque. El plan ha de cum–

plirse; cuándo

hay~

de serlo, depende

de.

los ' recursos con que pueda con–

tarse, y que' se esperan principa·l–

mente de la. gener.o;,a pi,edad pa ce ña.

H [amarín

Adosada al reverso del altar ma–

yor del templo, levañtábase desde

antiguo una pequeña ' pieza co.n el

nombr e. cte

Qlmarín.

Hoy 'se halla

tran sformada en espaciosa y elegar¡te

cnpil la, en la que se ostenla la sa–

grada Efigie y se •Celebran ord i,n a- ·

ri¡¡mente las funciones divina s. üna

escalina'ta construida recientemente

la 'comunica· con el atrio,

y

otra con

la iglesia. Tanto el Camarín cumo

la iglesia y

~us

anexos tienen ilumi–

nación eléctrica de planta propia

y

exclusiva. .

·

• •

Perégrin_aciónes

Merecido renombre tenía n en todo–

·el continente -las romerías que visita–

ban el Santuario, slendo las más no–

tables l;rs que venían a asistir a las

fes ti vida des del 2 de febrero

y

del 5

Y. 6 de agosto, sin orden ni concier–

to, aunque ftmdamentalmente guiadas

por un sentimiento piadoso.

.

'

LA CATEDRA

Ú1s· veces, por los Franciscanos; va–

rias por los

PP.

Jesuitas, y alguna ·

por los

PP:

del Inmaculado Corazón

de María, dejando todas e1la-s her–

m~<'o ·

ejemplo ele tierna pi edad .

Pero si las peregrinaci®ne·s colee- .

tivas son relativamente raras, casi

diarias, son las que

h ac~n

individ!lOS

o familias particula'res ·de toda con–

dición social. El Camarín resuena

de continuo con los sollozos del arre–

pentimient.-o, con los gemidos del do–

lor ·que busca remedio, con la ·quere-·

lla

de.la

desgracia que implora am–

paro, o con' los

~rdientes

suspinís del

alma que ansía v_olar a la región lu–

c iente en brazos de la Madre amad·a.

Divin·a. unción baña •tan cordiales

ma::! ifestaciones. dt;: fe y de .amor, y

como dictada por la · Vit•ge n misma,

·la 'plegaria bróta

espontáne<~,

purifi- '

cada por el llanto: de' ahí proced(} su

maravillo~a

eficacia.

.

.

·¡Y qué melodia tan tierna, tan

natural e inefable; el

¡

A Y! mil

veces rep_etido de las típicas SAL–

VES del Camarfn! ¡Ese AY que nos .

arranca· la pena . que

~entimos

del

destierro; ese A Y de esperanza de

una Patda feliz que nos ·alien-ta: ese

.A

Y mitad sollozo, mitad grito ·triur.z·

fal! Cuando se le ha ofdo una vez

jamás deja de resonar en et alma.

Su eco flota perennemente, .como re–

-cuerdo de los A YES que, santificados

por

·

fMarfa, subieron hasta el trono

de Dios, convirtiendo los dolores de–

esta vida en ·holocausto propiciatorio

y

santificador.

LA [ORONA[lON

No. es del caso indicar las causas

que han jnfluido en la decadencia a–

parente de tales manifestaciones de

fe. Si el 'tumulto popular, excitado

por causas harto ajenas a la religi ón

Era ardie nte y g'enera·l el an·he–

muchas veces, ha calmado, la devo- lo de tributar· a la milagrosa Efi-

. ción, tanto más sincera cuanto más gie el honor más grande qqe la Igle–

-ilustrada, de los amantes de la Reina sia tiene estab lecido en nuestros

de Copqcabana, ha .dado de sí co lee- . · díes, para fa'i imágenes en que

oe

tiva muestra de su persistente vigor un a manera especial han brillado el

en las romerías que, desde años atrás, poder

y

la gracia inagotables de

-Vi!'!nen dirigidas, la mayor parte de la Madre de Dio_:;;)'> sin embargo, el