te es el Banco Central de Boli,·ia. instituto
emisor cuya principal misión consiste en
sostener la economía de la nación, mante–
niendo el encaje oro que estabiliza la mo–
neda
y
regula el cambio. Los bancos co–
merciales Mercantil, Nacional, Minero,
Agrícola, Popular del Perú y Crédito Hi–
potecario de Bolivia, realizan operaciones
de este giro en forma cada vez más intensa.
Numerosas casas de cambio de monedas
extranjeras, agencias comerciales y de prés–
tamo, autorizadas legalmente, facilitan las
pequeñas transacciones diarias. No han sur–
gido los Montes de Piedad pero actualmente
se tiene proyectos para implantar esta clase
de instituciones de crédito popular; el go–
bierno central quiere encargar a las muni–
cipalidades esta tarea, a fin de que esta–
blezcan casas de préstamo prendario, co–
brando módicos intereses.
El comercio.
El comercio ha tomado
notable incremento en los últimos veinte
años. Por lo general, las mercaderías de
ropa para damas
y
caballeros son impor–
tadas, especialmente de Estados Unidos
y
Argentina
y
de buena calidad. Son nume–
rosos los establecimientos de modas
y
con–
fecciones, abiertos al servicio público en
los almacenes que se han multiplicado en
las calles de la ciudad. Las transacciones
por estos conceptos alcanzan apreciables
cantidades que vitalizan la economía urba–
na en forma halagadora. Existen pocas de
las grandes tiendas, a la manera de las ca–
pitales extranj·eras, pero es sorprendente la
multiplicidad de pequeños negocios, sobre
todo en los renglones de vestuario, moda,
confecciones finas
y
artículos para regalo.
Platería labrada
y
repujada.
Es sabido
que los orfebr·e s nacionales tienen un de–
purado gusto para reproducir obras maes–
tras de la época Colonial y conservar en
fuentes, jarrones, candelabros, vajilla
y
or–
namentos de culto, las líneas de ese estilo.
Han alcanzado notable desarrollo los alma–
cenes de platería labrada, joyería vernácu–
la fina, filigranas, antigüedades
y
objetos
de arte de mérito, que los turistas buscan
para llevarse muestras del acervo tradicio–
nal de la nación. Estos trabajos se exhiben
en las ferias anuales de miniaturas
y
la
municipalidad otorga premios a los que
presentan trabajos que a juicio de un Ju–
rado de expertos merecen esta distinción.
Proz·eedurías
r
almacenes de abarrotes.
Los establecimientos de abarrotes
y
pro–
veedurías. distribuidos en los barrios comer–
ciales, tienen por lo general suficientes
existencias para abastecer a la población.
La nomenclatura de los almacenes, desde
las casas mayoristas, importadoras, a las
pequeñas tiendas es notable. Hay en la ciu–
dad gran número de negocios inscritos en
los registros de la Dirección General de
Impuestos Internos
y
en la Tesorería Muni–
cipal, reparticiones que hacen el control.
En la primera ciudad de la reptíblica, el
movimiento de las transacciones comerciales
alcanza cada día un importante volumen,
superando los récords nacionales anteriores.
Desarrollo Industrial.
Paralelamente
a las actividades del comercio, las indus–
trias alcanzaron notable desarrollo
y
r·epre–
sentan el 80 por ciento de la producción
total del país. Existen tres zonas donde se
permite el establecimiento de fábricas:
Achachicala-Purapura, Caiconi
y
Miraflo–
res, más allá del río que cruza esta región.
Las fábricas de tejidos de lana
y
algodón
se han esmerado en mejorar los productos
de su especialidad,
y
la demanda de ellos
en las vecinas plazas del exterior se acre–
cienta, principalmente en Chile
y
Perú. Las
fábricas de artículos de seda incrementan
su producción, elaborando mercadería que
compite con la importada, lo cual es ven–
tajoso porque no es necesario pagar moneda
oro por las importaciones de tales artículos.
Trabajan al límite de la capacidad de
las maquinarias fábricas de aguardientes
y
licores finos, aguas gaseosas, alcoholes, ar–
tículos de goma, de baquelita, camisas, car–
tones, cemento, cerveza, cigarrillos, clavos,
corbatas, conservas, botones, bombones
y
chocolates, gas carbónico, hielo, jabones.
artículos de tocador, juguetes, levaduras,
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