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del cementerio eran paseados en el sentido

estricto de la palabra, y el público era ju–

rado que pronunciaba fallos acerca de las

mejores ofrendas familiares a sus muertos,

y la prensa los publicaba. Esta jornada,

cuasi religiosa, era siguiente a la del pri–

mero de noviembre, en cuya tarde toda La

Paz, se vaciaba al Prado, el jardín parque

de altos eucaliptos y melenudos sauces, con

cinco calles a todo su largo, y que se cerra–

ba a cada siete horas de la noche, con can–

dados en las verjas de la actual plaza Ve–

nezuela y la trasera Plaza del Estudiante.

En ese paseo, los galanes obsequiaban a

las damas con ramilletes de muñequitos di–

minutos hechos en los conventos de Chu–

quisaca, y ·ellas replicaban con ramilletes

de violetas o con un jazmín ·o un heliotro–

po. Por el cpnsu:mo de esta última flor, que

citamos dos veces o más, la planta era cul–

tivada por las niñas de La Paz, en los bal–

cones y en los corredores, y el hábito -tan

bello- desapar-ece. -

Eran tres días de huelga: uno, dos y tres

de noviembre, y durante los mismos las se–

ñoritas enviaban sus muñecas para ser bau–

tizadas por sus conocidos o parientes, los

cuales las devolvían alhajadas y saturadísi–

mas de perfume caro con la indicación es–

crita de su

nombr~.

También se estilaba

regalar muñecas, que el vulgo, por ser

ellas de

biscuit

las llama

pastas.

A los ni-

T. 11.

ños, en vez de hacerlo por Navidad, se le&

regalaba juguetes de todo género, y ellos,

atendidos por sus ayas, acudían al paseo

infantil y concurso, de hecho, de jugueterÍa,

por la tarde del primer día. Esta costumbre

carece de vigencia.

OTRAS FIESTAS

Las fiestas mayores de orden religioso,

católico, en la antigua ciudad, eran las de

la Asunta, el 15 de agosto; la de San Pedro,

el 28 de junio, la de la Invención de la

Santa Cruz, el 3 de mayo, ocasionando ésta

el revivir de las prehistóricas romerías al

Calvario o Apuwacka de Chuquiapu, que

en la colonia realizaban casi en su integri–

dad todas las clases sociales, y en el Cal–

vario menor, supuestos curas casaban a

solteros, lo que daba margen a fiestas

campestres por grupos aislados, donde se

consumía chocopa, higos secos, porotos tos–

tados, el aceitoso y acanelado

tejhti,

bebida

ésta que también ha perdido su categoría.

Pudiérase ampliar, detallar

y_

pintar mÍís

al vivo la psicología colonial de la vida

paceña, en lo social entendido en su más

vasto sentido, pero esto por acá no es posible

porque la Monografía es de extensión de

antemano señalada. Tenemos material para

un buen tomo de revelaciones, y haremos

posible esfuerzo al efecto.