Procesión de la Virgen del Carmen el 16 de julio de 1809.
sea uno de los primeros en alistarse en la
causa
de
los libres".
Y en otra carta: "cuan–
do se trata de la salvación del pueblo en
que se ha nacido, el deber de todo ciudadano
es ahogar las afecciones personales que se
tenga por los opresores. Entre la salvación
de un pueblo y los sentimientos de gratitud
a los tiranos, no hay términos medios; la
vacilación es un crimen.
Elegid, pues, Señor,
entre la gloria
y
la deshonra; entre el ho–
nor verdadero
y
una gratitud mal entendi–
da".
Como se ve, una formidable admoni–
ción.
El espíritu republicano de la Revolución
de Julio se encuentra también cristalizado
en la famosa
Proclama
de la Junta Tuitiva:
"Hasta aquí hemos tolerado una especie de
destierro ·en el seno mismo de nuestra Pa-
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