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región de

]ancko-]ancko,

que desde enton–

ces tomó el nombre de

Tembladerani.

]ancko-]ancko

quiere decir

blanco, blan–

cuzcO',

y proviene ese nombre de fragmen–

tos acarreados

o

rodados de tobas volcáni–

cas de color blanco con tonalidades rosadas,

características de ese sitio.

]ancko-]an–

cko

fué un lugar de importancia indus–

trial y artística por los diversos utensilios

y objetos de barro cocido que se fabricaron

allí y se expendían en

Chuquiago-marca.

Muchos historiadores le dan hasta el rango

Don Pedro Nolasco Crespo, el primero que es–

cribió sobre la cascarilla, la coca de yungas y

las ruinas de Tiahuanacu. En 1770 fué contador

de las cajas reales de La Paz, cargo que des-

empeñó por muclaos años.

-de pueblo, y los escritores religiosos le de–

nominan

misión.

Se extendía desde la ceja

del Alto hasta Sopocachi alto.

A coitsecuencia de las copiosas lluvias

que cayeron en la nueva ciudad en los úl–

timos meses de 1581 y primeros del año

1582, la región de

]ancko-]ancko,

com–

puesta toda ella de terrenos de aluvión y

volcánicos, fácilmente ·deleznables, se des–

lizó en su integridad sepultando a dos mil

habitantes, más o menos, en su mayor parte

indígenas, habiendo salvado solamente, al

decir del mismo Calancha, una indiecita,

el cura párroco y el sacristán.

El espíritu religioso de entonces, tan de–

formado y pleno de superstición, atribuyó

este siniestro al paganismo de sus habitan–

tes, y todos se entregaron, con fervor y en–

tusiasmo, a las consabidas rogativas.

Hacia el año 1629, por gestiones del

.diocesano, don Pedro Valencia, llegaron

de Europa religiosos de la Hermandad de

San Juan de Dios, para haeerse cargo del

servicio interno del Hospital. Los primeros

en llegar fueron Juan Bastos, Ceferino Ba–

quijani, Cristóbal de Mendoza, Diego Pe–

ralta y Hevia, Venancio Cerruto y Mateo

Restorini, todos ellos rodeados de cierto

prestigio de enfermeros y barchilones.

El Rey de España

de~tinó

el noveno y

medio de las rentas decimales del obispado

de La Paz a la alimentación y curación de

los enfermos asilados en dicho estableci–

miento.

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Los terrenos para el hospital de hombres,

o San Juan de Dios, fueron adquiridos por

el Corregidor Josef Verganza y Gamboa,

comenzando los trabajos en 1664. Un siglo

más tarde, se dió principio a los trabajos

del templo de San Juan de Dios, sobre' los

terrenos generosamente cedidos por el ge–

neral don Juan de Landaeta, habiendo sido

inaugurado el año 1760.

. UNA TRADICióN

En conexión con esta hermandad religio–

sa de San Juan de Dios y la historia del

templo que construyeron, se ha difundido

la tradición conocida con el nombre del

Mi–

lagro de la Virgen de Remedios,

cuyo pro–

tagonista fué don Pizarro Cañizares, joven

frívolo, pendenciero y jugador, pero que

murió en olor de santidad.

Pizarro Cañizares había nacido en Copa–

cabana y educádose en esa escuela de di–

sipación y libertinaje en que se formaron,

por aquellas épocas, españoles y ameri–

canos.

El primitivo hospital, al que nos hemos

referido en otras líneas, construído en una

casa próxima al convento de San Francisco,

dejó de prestar servicios; porque fué reem–

plazado por otro, atendido por los juande–

dianos. Entonces la vieja casona d-el hospi–

tal de San Francisco se convirtió en tambo

o posada de forasteros; el

Tambo de Ha–

rinas,

el cual, como otros locales similares,

se encontraba bajo la advocación de una