obrar en su nombre, y cuando Vaca de Cas–
tro ocupó Lima, para salir en campaña de–
jó ya públicamente a Barrionuevo para que
gobernara en su ausencia. Al lado de Piza–
rro, concurrió a la batalla de Añaquito. A
la aproximación de La Gasea, desertó de
las filas rebeldes, se dirigió a Trujillo y se
incorporó al ejército leal, concurriendo a
Saxahuana, acción después de la cual col–
garon a su ex-jefe Pizarro. Designado por
el Presidente La Gasea vecino fundador de
la
Nueva ciudad,
su nombre aparece en las
dos actas suscritas: la de Laja y la de Chu–
rupampa. Después se perdió en el ano–
nimato.
FRANCISCO DE CÁMARA. Desconocido y
sin antecedentes; no se sabe el lugar de
su nacimiento ni el nombre de sus padres.
Su amigo Diego de Mendoza le concedió el
honor de figurar entr·e los once inmortales.
En el cabildo de Churupampa fué designa–
do escribano, resultando así el primer plu–
mista de La Paz. En
1556
fué nombrado
alcalde ordinario y en
1557
pasó a integrar
el tribunal de la Santa Hermandad.
DIEGO DE CASTILLA. Fundador auténtico,
también, y asimismo anónimo, tan anóni–
mo como Azebedo; pero es necesario es–
culpir su nombre en el monumento que
La Paz debe a sus fundadores .
JuAN DE EsPINOZA. Entre los funda–
dores de La Paz, hubo alguno nacido en
América, y de vientre aimara. Ése fué Juan
de Espinoza, hijo del conquistador Gaspar
de Espinoza; habido en una atrayente in–
dia, el cual llegó a poseer la encomienda
de Collapincos. Amigo de La Gasea, fué
fundador de La Paz, habiendo suscrito la
primera acta de Laja. Elegido Alguacil
Mayor, se ignora su posterior actuación y
la fecha de su muerte.
FRANCISCO DE HERRERA GmóN. De este
auténtico fundador de La Paz, tan sólo
se sabe que residía en Lima desde
1534.
En posesión de regular fortuna, donó un
sitiO solar y seis mil pesos para la funda–
ción de un convento en esa ciudarl. Encon–
trándose al lado del Presidente La Gasea
en Saxahuana, éste lo designó como vecino
fundador de la ciudad, habiendo sido sig–
natario de la primera acta de Laja.
MARTÍN DE OLMOS. Otro conquistador
cuyos antecedentes se ignora. Cuando
a~~tuaba bajo las ó1tlenes de Gonzalo Pizarro,
éste envió al capitán Martín de Olmos con
el solda-do Bachinao, el feroz Bachinao,
contra el infeliz Núñez de Vela, partiendo
del Callao a la cabeza de 30 hombres. Las
crueldades cometidas por Bachinao horro–
rizaron a sus mismos compañeros, que re–
solvieron darle muerte. Mas Bachinao sal–
vó la vida, matando a algunos de los con–
jurados y apr·esando a otros entre los que
se encontraba Olmos. Más tarde actuó en
Añaquito. Contra La Gasea, que había si–
do enviado por la Corte como pacificador
y con el título de presidente de la Audien–
cia de Charcas, envió Gonzalo Pizarro una
respetable fuerza bajo las órd·enes de Juan
de Acosta y del capitán de caballería Mar–
tín de Olmos; éste desertó en el camino y,
con otros oficiales, se incorporó a La Gas–
ca, a cuyo lado combatió en Saxahuana,
siendo nombrado vecino fundador de la
Nueva Ciudad. Suscribió la primera acta de
fundación y después fué regidor del Cabil–
do. Aun sufrió la derrota de Chuquinga y
de Pucará en la revolución girondina del
Cuzco, regresando a vivir el resto de
su~
días en La Paz, donde le había tocado un
importante repartimiento de indios. Dejó
numerosa descendeneia habida en hijas del
país.
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FERNANDO DE VARGAS. lgnóranse los an–
tecedentes de su carrera y de cómo vino
a parar al Perú. A la noticia de la apro–
ximación del primer Virrey, la ciudad de
Lima destacó una comisión para saludarlo,
comisión de la que formaba parte Vargas.
Descontento de la autoridad, se alistó bajo
la!S banderas de Pizarro, concurriendo a la
acción de Añaquito. Más tarde abandonó a