III. Otra causa, ad·emás de su situa–
ción geográfica y de su riqueza aurífera,
de por qué se eligió esta hondonada para
constituir la nueva ciudad, apunta Zacarías
Monje Ortiz, está en el crédito que gozó
esta hoya por el desarrollo de la industria
cerámica, pues poseía abundantes yaci–
mientos arcillosos de tipos diversos y cali-
que podría oponerse al desarrollo urba–
nístico y a la mayor extensión de la ciu–
dad, dejaron constancia de que era asiento
provisional, expresándolo así en una se–
gunda acta, labrada el 23 de octubre de
1548 y que dice:
"Les pareció a los dichos señores jus–
ticias y regidores que no había otra parte
El histórico templo de Laja, donde se firmó el acta de fundación de La Paz.
dad distinta, tierras mineralizadas y tam–
bién hornos bien atendidos por numerosos
gremios de alfareros establecidos en las
zonas de
Willquipata
y
Laikakota
y
con
nutrida producción de
uacullas
(tinajas),
yurus
(vasijas),
chúas
(platos),
lamanas
(fuentes),
mathis
o
tutumas
(vasos y ta–
zas), etc.
Todas estas razones pesaron en el ánimo
de los fundador·es para elegir la cuenca del
Chuquiapu como sede de la ciudad de La
Paz, pero:- atenta ]a topografía del lugar,
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donde mejor al presente pudieran r·esidir
hasta entre tanto que se buscara asiento
para edificar la dicha ciudad, para ejecu–
tar la justicia pusieron horca y picota en
este pueblo de Chuquiapu, con prot-estación
de mudar al pueblo y ciudad de Nuestra
Señora de La Paz adonde se hallase el
sitio que convenga".
Los fundadores desconfiaban, pues, de la
importancia que en el transcurso de 'los
años iba a adquirir la urbe, pero como
P?r otra
P~!te
era necesario perpetuar la