Inca la traza cómo las habían de hacer. De est a manera
se principió a poblar esta nuestra imperial ciudad divi–
dida en dos medios que llamaron Hanan Qosqo, que,
como sabes, quiere decir Cusco el alto, y Urin Qosqo,
que es Cusco el bajo. Los que atrajo
el
rey quiso que
poblasen a Hanan Qosqo, y por esto le llamaron el alto:
y
los que convocó la r eina, que poblasen a Urin Qosqo,
y
por eso le llamaron el bajo. Esta división de ciudad
no fué para que los de la una mitad se aventajasen a
los de otra mitad en exenciones y preeminencias, sino
que t odos fuesen iguales como hermanos, hijos de un
padre y de una _madre. Sólo quiso
el
Inka que hubiese
esta división de pueblo y diferencia de nombres alto
y
bajo, para que quedase perpetua memoria de que a
los unos había convocado el rey, y a los otros la reina;
y
mandó que entre ellos hubiese sólo una diferencia y
reconocimiento de superioridad; y que los del Cusco
alto f uesen respetados y t enidos como primogénitos her–
manos mayores; y los del bajo fuesen como hijos segun–
dos: y en suma, fuesen como
el
brazo izquierdo y
el
derecho en cualquiera preeminencia de lugar y oficio,
por haber sido los del alto atraídos por el varón y los
del bajo por la hembra. A semej anza de esto hubo
después de esta misma división en todos los pueblos
grandes o chicos de nuestro imperio, que lo dividieron
por barrios o por linajes diciendo H ananayllu y Urinay–
llu, que es el linaje alto y
el
bajo; Hanan-suyu y Urin–
suyo, que es
el
distrito alto y el bajo.
Juntamente poblando la ciudad enseñaba nuestro
Inka a los indios varones los oficios pertenecien tes a
varón, como romper y cultivar la tierra,
y
sembrar la
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